lunes, mayo 04, 2009
¿COMO MANEJAMOS NUESTRAS RELACIONES?

"La amistad es sublime y ella no la podemos confundir con la alcahuetería". Me decía ayer un familiar muy cercano quien me comentaba a cerca de sus relaciones personales. Ella, muy preocupada me anotaba, que si la persona no funcionaba se hacía necesario tomar todas las medidas necesarias que le ayudasen a crecer.

Me decía: “Hay algunas personas que como amigos se portan como súper protectores y le quitan toda responsabilidad y capacidad al otro para que actué con el sofisma de que lo está protegiendo. Ello es muy perjudicial ya que lo convierte en auto dependiente y se cree incapaz de hacerle frente a las realidades que ocurren a diario”

Yo le comentaba que ello era muy cierto, convenciéndole que la mejor forma que debe caracterizar unas buenas relaciones personales y familiares era a través de un dialogo claro y franco.

Le comentaba que Jesús actuaba así con sus amigos más cercanos, sus discípulos. A ellos los reprendía y les enseñaba como era de importante enderezar sus vidas. Así se ha de trabajar para lograr unas buenas relaciones con todos aquellos que nos rodean.

Quien se porta como cómplice del otro no muestra una amistad sincera. El que mira a los ojos con ternura y le habla con firmeza, escoge la mejor manera de decir lo que se debe y se tiene que decir, pero eso sí, siempre sabiendo que es lo mejor para el otro.

Le comente que una vez, cuando viajaba en un bus en Bogotá, pude alcanzar a leer un graffiti que decía: “Un amigo le dice a uno la verdad” y le dije, que el autor de este escrito no estaba muy lejos de lo que hoy estábamos conversando; porque lo que nos quiere decir, es que la buenas relaciones con nuestros próximos han de estar siempre construidas sobre las bases de la sinceridad.

Nunca podremos construir unas relaciones personales o familiares a fuerza del engaño. Cuantos nos hemos equivocado cuando creemos que la mejor manera de ayudar al otro es diciéndole cosas que no son ciertas, bajo el pretexto de que si le decimos la verdad, él va a sufrir. Pero ojo, la verdad tiene un poder liberador y ella no la podemos despreciar.

Pensemos pues que es necesario ser asertivos y elegir bien el momento, la manera, los sentimientos y el lugar para decir la verdad.

SEÑOR, NOS LEVANTAMOS TODOS LOS DÍAS PENSANDO EN LA MANERA DE VER LA VIDA, AYUDANOS A DESCUBRIR NUESTRAS FALLAS Y QUE NADA HAGAMOS SIN PENSAR EN TI.
 
posted by Laureano García Muentes at 8:09 a.m. | Permalink |


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