martes, marzo 03, 2009
EN NUESTRAS MANOS ESTÁ ELEGIR SERVIR A DIOS

Todo don y toda gracia vienen de Dios. La gratuidad es base principal de la relación entre Dios y los hombres. Dios nos da el ser y nos ofrece la comunión con Él de manera desinteresada, lo hace porque Él así lo quiere, porque nos ama y porque quiere que participemos de su vida y de su felicidad.
Dios no nos impone nada, solo nos ofrece de manera generosa y gratuita su gran amor para hacernos libres y felices.

Quien opta por seguir a Jesús, asume libremente la tarea de servir y de ir convirtiéndose en un profeta, se propone en ser luz y sal para la tierra signos visibles del Reino de Dios; y lo fundamental de todo, se propone a pasar la vida haciendo el bien a los demás.

Un servidor de Dios, no se cree superior, ni posee el poder de engañar a los demás adivinando el futuro. Se sirve, siendo capaces de mirar de manera diferente los acontecimientos, pero a la luz de Dios. Se atreve a enseñar de manera visionaria y en profundidad, con un sexto sentido, la fe. Taladra y llega a lo más profundo de los demás, descubriendo la forma de iluminarles la vida con la esperanza en Dios.

Un buen seguidor de Jesús se convierte pues, en una persona que irradia el amor de Dios, porque ha renacido del agua y del espíritu. ¿Y saben una cosa? se convierte en hijo predilecto del Padre y decide portarse como tal, amando lo mismo que ama su Hijo Jesús.

Muchos somos los que con gran facilidad nos dejamos arrastrar por muchas costumbres que alejan la presencia de Dios en nosotros, nos deshumanizan y nos convierten en títeres del mundo.

Quien acepta la propuesta de Jesús, desecha de plano toda invitación al pecado, aleja de si la invitación del mundo para convertirse en espectáculo de la corrupción y de la irresponsabilidad frente a los demás, en esa persona que vende con facilidad su dignidad y que se convierte en esclavo del prestigio, el dinero y el poder, consecuencias que destrozan la humanidad.

Lo anterior nos manifiesta que servir a Dios es una experiencia única: convertirse en un verdadero cristiano. Y un buen cristiano no es un charlatán o alguien que repite lo que otros han dicho, o que alaba lo que otros han hecho. Lo que se requiere de manera fundamental es que sea un verdadero testimonio de vida encarnando una forma distinta de ver con los ojos de Dios las cosas.
Para servir a Dios se necesita voluntad, se requiere perseverancia y obediencia.

SEÑOR, TU ERES NUESTRO FUNDAMENTO DE VIDA, ILUMINANOS PARA ASÍ CONVERTIRNOS EN UNOS VERDADEROS DISCIPULOS TUYOS
 
posted by Laureano García Muentes at 5:26 a.m. | Permalink |


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