domingo, enero 18, 2009
OPTAR EN LA VIDA POR JESUCRISTO

Entre tantas llamadas, una ha ido apareciendo con fuerza en la vida: ser cristiano. Ser discípulo de Jesús. Ser hermano de todos los hombres. Ser seguidor de Aquel que llena, colma y ama tu vida en totalidad.

Vivir la experiencia de amistad con Jesús es el fenómeno más extraordina¬rio que nos puede ocurrir. Es sentirse abrazado por su ternura, su bondad, su personalidad desbordante. Jesús ama; y ama gratuitamente. Nos ha amado primero. Nos amaba desde el comienzo de los siglos. Nos ha amado desde el seno de nuestra madre. Pero su amor, porque quiere ayudar¬nos a crecer en la Verdad, es exigente.

Jesús lo exige todo. Seguir radicalmente. No quiere cristianos de medias tintas, de mediocridades. Lo dice con toda claridad: “El que no está conmigo está contra mi. El que no recoge conmigo, desparrama”. Nos invita a par¬ticipar de su plenitud, para llegar a la perfección del Padre. Quiere que participemos de su plenitud para ser testigos en medio del mundo, para ser constructores de su Reino.

Jesús nos enseña (LC 9,57-62) que las exigencias del Reino son mayores que las otras muchas llamadas que la sociedad, los padres o los proyectos humanos nos puedan sugerir. El Reino está por encima de cualquier situación. El Reino de Dios es vida y se preocupa de la vida de los hombres. ¡¡Se necesitan obreros, dispuestos a darlo todo, para construir ese Rei¬no, para ser servidores de la vida!!

Para el Reino de Dios sólo valen personas fuertes, decididas, arriesgadas. Por eso, seguir a Jesús es la aventura más apasionante que se puede vivir. Es ponerle a El como único tesoro, única perla preciosa por la que “vendo” mis proyectos y mi futuro, para servirle solo a El y a los hermanos.

EL COMPROMISO.
Jesús llama, propone, invita. Respeta totalmente nuestra libertad. No fuerza, no rompe, no obliga. Pero si entre tú y él hay una verdadera amistad, al Amigo no se le defrauda. Al amigo se le da todo. “Aquí estoy para hacer tu voluntad”.
“Elegir a Cristo es todo o nada, no hay término medio. ¿Llegarás has¬ta llevar en tu cuerpo la marca candente de Jesús y de su amor? Se reconoce en ti cuando puedes decirle: “Tú me has amado primero”, tú eres mi alegría, mi amor esencial; que eso me baste”.

Quien quiera seguir a Jesús no pone condiciones, por muy nobles que estas parezcan (“Déjame primero enterrar a mi padre”, o “Déjame primero despedirme de mi familia”). Quien se decide a seguirle no vuelve la vista atrás.

Ante su llamada, ante la experiencia de Amistad, con El, ante la gran¬deza del amor que ha derramado sobre nosotros, solo quedan tres actitu¬des en el discípulo:
— Confianza absoluta en El: en su Persona, en su Palabra, en su propuesta de vida para ti y para mi.

— Humildad como el que sirve: El es Camino, Verdad, y Vida; El siendo Dios se hizo uno de tantos.
— Disponibilidad total a su voluntad: Como María, nosotros también, incluso cuando nos desborda su proposición, le decimos: “Hágase”. “Hágase, en mi, según tu Palabra”. Un “Sí” rotundo, un “Sí” definitivo, un “Sí” total.
Cuando se toma la decisión de seguirle, no hay tiempo para excusas, pa¬ra el temor o las indecisiones. Me fío de su Palabra y eso me basta. Porque el momento es urgente. Hay que ponerse manos a la obra. La mies es mucha; los obreros pocos. Dejemos las actitudes de la oscuridad, de la noche. Pertrechémonos de las armas de la luz: (la alegría, la paz, la fe, la esperanza, el servicio, la amabilidad, la mansedumbre, la ter¬nura, la humildad... el amor.

Respondamos con urgencia a su llamada: es apasionante vivir sólo para El.
Lee despacio y medita: Lc. 9,57-62.- Responde a estas preguntas:

1. Entre tantas llamadas de la sociedad o propuestas de la familia y los acontecimientos, ¿qué es lo que cuenta a la hora de decidir tu futuro?
2. La llamada de Jesús a ser su amigo y su discípulo, ¿cómo está cambiando tu vida?
3. Ante la propuesta de Jesús a seguirle radicalmente, ¿qué respuesta generosa estás dando de
servicio al Evangelio y a los demás?.
4. ¿Cómo te puede ayudar tu fe cristiana, tu amis¬tad con Jesús, a encontrar tu propia vocación?

SEÑOR, TU VERDAD NOS ANIMA A QUE SIGAMOS LIBREMENTE TUS PASOS Y TE IMITEMOS.
 
posted by Laureano García Muentes at 5:40 a.m. | Permalink |


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