El Evangelio del domingo 15 de Febrero, nos pellizca y cuestiona nuestro proceder frente a nuestros hermanos. Muchos de nosotros hemos venido asumido posturas de rechazo frente al pobre, al necesitado o desplazados, tratándolos como desechables e inservible para la sociedad.
¿Cuantos de ellos se han acercado a nuestro lado suplicándonos ayuda sin que sus actitudes nos conmuevan el alma? ¿Cuantos hemos encontrado a la vera de nuestro camino tendidos en el suelo por no tener quien le regale una migaja de pan? ¿Cuántas veces hemos pasado a sus lados desapercibidos sin importarnos su dolor o necesidades?
La misericordia de Dios es incondicional, tanto, que nos envió a su propio hijo para que nos liberara de las esclavitudes del pecado. ¿Que más muestra podremos exigir de Dios?
En la época de Jesús, los pobres, marginados y enfermos eran separados de todo orden social y excluidos por ser considerados estorbos. Hasta perdían sus propios derechos ciudadanos y religiosos. Su amor por ellos, derrumbó tradiciones, los atrajo y consideró sus preferidos.
Para Dios, el amor está por encima de las leyes religiosas, sociales y morales, Él vive siempre a su lado y comparte su suerte, no olvida y sabe que en medio de sus dolores y angustias, viven y asumen la cruz.
¿Saben una cosa? Ante la exclusión, Jesús defiende los derechos de los debites y la vida digna de todo ser humano.
Nos corresponde a todos nosotros, sus seguidores emprender una lucha frontal contra toda forma de desprecio inhumano y la explotación del pobre y los necesitados. Es hoy importante comprometernos, como sus discípulos, en la promoción de la igualdad y la justicia social como base fundamental para una convivencia pacifica, en paz y llena del amor misericordioso de Dios.
Todos necesitamos aprender cada día del amor de Dios, su misericordia es eterna y no tiene exclusividades, es para todos. Pidámosle con insistencia para que fortalezca nuestra fe y como verdaderos seguidores, asumamos de verdad sus propuestas de bondad y amor para hacerlas efectivas en el mundo de hoy.
SEÑOR, NOS COMPROMETEMOS A SEGUIRTE Y ACOGER EN NUESTROS BRAZOS AL POBRE Y A LOS NECESITADO DE TU AMOR.