La vida hay que construirla con tenacidad, esfuerzo y disciplina, cada día sembramos en nuestro corazón unos propósitos por realizar y no podemos permitir que ninguna situación o circunstancia nos haga perder las ganas y las fuerzas para salir adelante.
Soñamos en cada mañana por ser felices y hacer con nuestra vida cosas para el bien de todos los que nos rodean. Todos esos sueños que pensamos cada mañana al despertarnos, nos ha de ayudar a brotar el animo para ir descubriendo en medio de las alegrías y dificultades motivaciones y motivos para seguir creyendo.
Ello solo nos corresponde hacerlo de manera personal, nunca podemos pensar o esperar que otros lo hagan por nosotros, ni tampoco que la motivación nos caiga del cielo. Tenemos que construir desde nuestras propias luchas y desde nuestras propias comprensiones.
Cada día cuando despertamos damos gracias al Señor por regalarnos un nuevo día y por las expectativas que este nos trae. Ahí precisamente nos viene a nuestras mentes muchas preguntas que expresan temor quizás a enfrentar la realidad, al futuro, a los anhelos y a las esperanzas. Pero en medio de tantas dudas y confusiones está el Señor, quien con los brazos abiertos nos acoge, nos guía y nos conduce por los caminos del triunfo.
Es necesario que hoy revisemos nuestras vidas y pensemos en las victorias que obtuvimos ayer y las que hemos logrado anteriormente. Revisemos nuestras capacidades, a fijarnos en las personas que tenemos y que nos pueden ayudar en cualquier momento. A que nos sostengamos siempre en pie de lucha, a que hagamos el mayor esfuerzo para mantenernos optimistas, pensemos que esa es nuestra responsabilidad.
Pidámosle al Señor que las emociones y sensaciones nos despierten y permanezcan todo el día y que nos llene cada minuto con sus bendiciones dándonos fuerza para no dejarnos amilanar por ninguna contrariedad y junto a Él, podamos ganar y triunfar.
SEÑOR, TE AGRADECEMOS TODO LO QUE NOS DAS CADA DÍA, TU AMOR Y TU FUERZA NOS AYUDA A CONSTRUIR UNA VIDA MEJOR.