domingo, junio 17, 2007
UNAMOS NUESTRAS MANOS

Todos en el mundo añoramos hacer que la convivencia entre las personas y pueblos, sea justa y equitativa, que se viva la fraternidad y la solidaridad, se construya la paz con la fuerza del amor y se acaben las injusticias y la violencia.

¿Cuantos se han equivocado buscando soluciones para construir una sociedad humanitaria, fraterna y de paz, elaborando y presentando proyectos a la sociedad con objetivos que contienen intereses particulares y disfrazados; utilizan las estructuras gubernamentales con fines específicos que buscan el manejo del poder y la fuerza para violentar los derechos fundamentales de los hombres?

Pero, se han equivocado porque las estructuras no son el mundo. El mundo, somos tú, yo y todas las personas que conforman la gran familia humana.

Si unimos nuestras manos y nos alimentamos de la presencia de Dios, atendiendo el llamado que nos hace Jesús a que transformemos nuestras vidas asumiendo el compromiso de ser como Él quiere; nuestras vidas se moldearían diferentes y predominaría el amor transformador que contagia y enciende, con el cual iluminaríamos el mundo con una verdadera justicia, una fraternidad equitativa y una paz sostenible con la gracia del Espíritu renovador.

Unir nuestras manos es un símbolo que lleva impregnado el amor de Dios. Es una invitación a todos los hombres y mujeres en el mundo que tienen la buena voluntad de construir una nueva sociedad donde no exista la diferencia de raza, ni del color de la piel, ni de la religión, sino que se viva el amor.

Unamos nuestras manos con toda honestidad y exijámosla a los que están a nuestro alrededor. Seamos responsables en nuestro hogar, en nuestra familia, en nuestro trabajo o en nuestras actividades. Seamos justos y equitativos en las decisiones y en el trato con los demás y que toda actividad que hagamos en la vida glorifique al Señor, alimentándola con su amor

Une tus manos a la mía para desechar el egoísmo, el odio, el rencor, la irresponsabilidad, el desamor, la falta de solidaridad, la violencia y todas aquellas cosas que destruyen el bienestar personal y social.

Unamos nuestras manos para cambiar el mundo como Dios lo quiere.

RECUERDA:

EL HOMBRE ES EL ÚNICO SER QUE TIENE LA CAPACIDAD DE CAMBIARSE A SÍ MISMO. CAMBIA Y UNE TUS MANOS A MÍ.
 
posted by Laureano García Muentes at 4:33 a.m. | Permalink |


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