"Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios"...Salmo 98.
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Viernes 3 de Enero del 2025
Hoy celebra la Iglesia El Santísimo nombre de Jesús nombre que le fue anunciado en sueños a José de parte del Ángel Gabriel en su gestación. Y este, siguiendo las instrucciones dadas por el Ángel, tomó como esposa a María y al momento del parto lo llamó Jesús. Esta fiesta fue instituida en 1721en la Iglesia Universal por el Papa Inocencio III.
El Evangelio de hoy tomado de Jn 1, 29-34 nos habla del reconocimiento de parte de Juan Bautista "El Precursor" a Jesús como Él Mesías y lo presenta como El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
Así, nos lo narra el texto del Evangelio: "Juan Bautista vio acercarse a⁶ Jesús y dijo: “Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. A Él me refería, cuando dije: Después de mí viene un hombre que me precede, porque existía antes que yo. Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua para que Él fuera manifestado a Israel”. Y Juan dio este testimonio: “He visto al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y permanecer sobre Él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: «Aquél sobre el que veas descender el Espíritu y permanecer sobre Él, ése es el que bautiza en el Espíritu Santo». Yo lo he visto y doy testimonio de que Él es el Hijo de Dios”.
Hermanos este Evangelio de hoy nos desafía a ser humildes y a que busquemos la guía del Espíritu Santo para ser testigos activos que reconocemos la presencia del Salvador Jesús en todas las cosas que hacemos. Juan el Bautista reconoce a Jesús como "el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo", una afirmación profunda que nos recuerda que Jesús es el sacrificio definitivo que trae la salvación a toda la humanidad, no solo a Israel. Este título conecta con la tradición del cordero pascual, simbolizando la liberación total del pecado.
El Bautista también revela que no conocía plenamente a Jesús hasta que el Espíritu Santo se lo mostró. Esto resalta el papel esencial del Espíritu en nuestra vida espiritual, guiándonos hacia una comprensión más profunda de Cristo, algo que solo es posible por su intervención divina.
Finalmente, el pasaje nos invita a vivir de acuerdo con el amor sacrificial de Jesús. Al reconocerlo como el Cordero de Dios, estamos llamados a imitar su entrega, sirviendo a los demás y llevando su mensaje de redención en nuestra vida cotidiana, transformando nuestro entorno con amor y servicio.
Señor, danos la gracia de experimentar tu presencia, quita nuestros pecado y haznos dignos de poder seguirte y tener un diálogo de amor contigo. Te amamos, pero no somos dignos porque no hemos sido fiel a tu gracia, por eso envía tu Espíritu Santo para que nos ayude a amarte como Tú nos amas.