"Alégrense el cielo, goce la tierra "...Salmo 96.
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Martes 31 de Diciembre del 2024
El Evangelio de hoy tomado de Jn 1,1-18, el Evangelista nos describe la obra creadora de Dios que relata el libro del Génesis así: "Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Al principio estaba junto a Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe. En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron. Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. Él no era la luz, sino el testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre. Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios. Ellos no nacieron de la sangre, ni por obra de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino que fueron engendrados por Dios. Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de Él, al declarar: “Este es Aquél del que yo dije: El que viene después de mí me ha precedido, porque existía antes que yo”. De su plenitud, todos nosotros hemos participado y hemos recibido gracia sobre gracia: porque la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo. Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha revelado es el Dios Hijo único, que está en el seno del Padre". Jn 1,1-18.
Esta declaración integral e íntima establece la divinidad de Jesús y su papel en la creación, resaltando que todo fue hecho a través de Él.
Este Evangelio nos invita a reflexionar sobre la profundidad de la relación entre lo divino y lo humano, pues a través de Jesús, Dios se revela y se hace accesible, brindándonos luz y vida.
Reconozcamos la presencia absoluta de Dios en nuestra cotidianidad y entendamos que, en la esencia de nuestras vidas, siempre está el amor y la gracia de Dios, que se manifiestan en el mundo.