jueves, enero 02, 2025

"El Señor tenga piedad y nos bendiga"...Salmo 67.

REFLEXION DEL EVANGELIO DE HOY

Miércoles 1 de Enero del 2025

La iglesia celebra en este primer día del año La Solemnidad de María, Madre de Dios. Un día de júbilo para el mundo cristiano y  en ella, la Iglesia encomienda a Dios y a la Santísima Virgen María los cuidados de la humanidad en su peregrinar en este mundo. 

Esta celebración dedicada a María, Madre de Dios es parte integral de nuestra identidad porque ella, no solo es Madre del Hijo de Dios sino que también, es nuestra madre.

El Evangelio de hoy tomado de Lc 2, 16-21, nos habla del encuentro que tuvieron los pastores con María, José y el recién nacido Jesús acostado en el pesebre.

Así nos lo presenta el texto del Evangelio: "Los pastores fueron rápidamente adonde les había dicho el Ángel del Señor, y encontraron a María, a José y al recién nacido acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este niño, y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que decían los pastores. Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón. Y los pastores volvieron, alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, conforme al anuncio que habían recibido. Ocho días después, llegó el tiempo de circuncidar al niño y se le puso el nombre de Jesús, nombre que le había sido dado por el Ángel antes de su concepción". Lc 2, 16-21.

Los pastores fueron rápidamente adonde les había anunciado el Ángel del Señor y al llegar encontraron a María, José y al niño recién nacido acostado en el pesebre y quedan maravillados. Después de adorarlo regresan a sus rebaños con una profunda alegría. Ante este acontecimiento, "María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón". Ella interpretaba estos hechos con asombro y asume su postura como una verdadera creyente.

Hermanos, sin la experiencia del encuentro personal con Jesús no se da la Fe, pues este nos hace capaces de llegar a ser testigos de la Buena Nueva. 

Hagamos lo mismo que hicieron los pastores y con alma de pobres nos pongamos en camino para tener un feliz encuentro con el Salvador. Así, hermanos podremos compartir la alegría de sus palabras con todas las gentes. 

Danos, Señor, la luz que nos permita ver tu amor en el mundo pese a las equivocaciones de los hombres. Danos la fe para confiar en tu bondad pese a nuestra ignorancia y debilidad. Danos la sabiduría para que podamos continuar rogando con un corazón humilde. Y muéstranos lo que cada uno de nosotros pueda hacer para favorecer la llegada del día de la paz universal.

 
posted by Laureano García Muentes at 5:06 a.m. | Permalink |


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