"Estos son los que buscan al Señor "...Salmo 24.
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Jueves 30 de Enero del 2025
"La vida en la fe tiene mucha luz, por eso la tenemos que ofrecer para que ilumine lo cotidiano en la complejidad de tantas realidades que vivimos. Y así, lo que está oculto, puede salir y mostrar la autenticidad que lo caracteriza".
En el Evangelio de hoy tomado de Mc 4, 21-25, Jesús ante la multitud que le seguía se proclama como La Luz del mundo y con una pequeña parábola da una enseñanza ilustrada les da a entender que quienes escuchan la Palabra serán como Luz que brillará en el mundo ante toda circunstancia adversa.
Así nos lo presenta el texto del Evangelio: "Jesús decía a la multitud: "¿Acaso se trae una lámpara para ponerla debajo de un cajón o debajo de la cama? ¿No es más bien para colocarla sobre el candelero? Porque no hay nada oculto que no deba ser revelado y nada secreto que no deba manifestarse. ¡Si alguien tiene oídos para oír, que oiga!". Y les decía: "¡Presten atención a lo que oyen! La medida con que midan se usará para ustedes, y les darán más todavía. Porque al que tiene, se le dará, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene." Mc 4, 21-25.
Como lo expresa Jesús: Todos estamos llamados a brillar y brindar esa luz a toda la humanidad en medio de tantas cosas que dan cabida a la violencia y la desigualdad. Y esto nos lleva a ser testimonios de nuestra Fe.
La imagen de la lámpara no colocada en el candelero nos invita a reflexionar sobre la forma como estamos manifestando a otros nuestro seguimiento a Jesús, puesto que la luz que debemos irradiar ha de provenir de nuestras creencias, valores y experiencias. Por lo tanto, es ésta una invitación a ser Transparentes.
Hermanos, sea este Evangelio una invitación a ser conscientes de la Luz que llevamos por dentro y que esta no la podemos esconder sino sacar arriba para ser como faros de esperanza y amor en nuestros entornos.
No tengamos miedo a ser santos. Todos estamos llamados a la santidad, que no consiste en hacer cosas extraordinarias, sino en dejar que Dios obre en nuestras vidas con su Espíritu, en confiar en su acción que nos lleva a vivir en la caridad, a realizar todo con alegría y humildad, para mayor gloria de Dios y bien del prójimo.