martes, enero 14, 2025

"Diste a tu Hijo el mando sobre las obras de tus manos"...Salmo 8

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Martes 14 de Enero del 2024

En el Evangelio de hoy tomado de , Jesús acompañado de sus primeros discípulos llega a Cafarnaúm y el día sábado entró a la sinagoga y enseñaba de una manera nueva y llena de autoridad. Y la gente allí presente quedaba asombrada.

Dice el texto del Evangelio que: "Había allí un hombre con un espíritu inmundo qué gritó: "¡Qué tienes que ver con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a acabar con nosotros?. Se quien eres: El Consagrado de Dios". Jesús lo increpó y le dijo: "Calla y sal de él". Y agitándole violentamente el espíritu inmundo, dio un fuerte grito y salió de él. Todos quedaron pasmados de tal manera que se preguntaban unos a otros: "¿Qué es esto?¡una doctrina nueva, expuesta con autoridad! Manda hasta a los Espíritus inmundos y le obedecen". Bien pronto su fama se extendió por todas partes, en toda la región de Galilea". Mc 1, 21-28.

Jesús tiene su primer contacto con las fuerzas del mal: Un hombre esclavizado por el demonio que estaba poseído por un conjunto de ideas y cosas que bloqueaban su manera de pensar y enajenaban su libertad. Y Jesús con la fuerza Divina lo libera de su esclavitud ante los asistentes al punto que, todos se preguntaban mutuamente.

Hermanos, hoy Jesús nos revela como sus Palabras nos atraen para que vivamos en un mundo nuevo donde el Reino de Dios se hace presente. Por lo tanto, este Evangelio nos ha de motivar a actuar como lo hizo con su fuerza irresistible y sin lazos afectivos ni intereses personales para así, mostrar que Él es el Verdadero Salvador y liberador de la humanidad.

Señor, Tú hablas con autoridad, porque has sido enviado por Dios Padre, no eres un entrometido; porque hablas de lo que sabes, no hablas de oídas; porque hablas con sencillez, para que te entiendan, no para demostrar lo mucho que sabes; porque hablas con respeto, nunca con violencia; porque haces lo que dices, vives lo que hablas; porque tus palabras buscan nuestro bien, aunque a veces no queramos escuchar lo que me dices; porque tus palabras reflejan la verdad, sin esconder la luz ni las sombras; porque tus palabras descubren nuestros fallos para que los superemos, nunca para humillarnos; porque tus palabras nos recuerdan quiénes somos y lo mucho que valemos para ti; porque tus palabras, tu mirada, tus gestos y tu vida nos anuncian un mismo mensaje: que nos amas con todo el corazón y que tu amor nos acompañará siempre. Señor, ayúdame a hablar como Tú, a vivir como Tú, a ser como Tú.

 
posted by Laureano García Muentes at 4:41 a.m. | Permalink |


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