"Cuenten las maravillas del Señor a todas las naciones"...Salmo 96
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Domingo 19 de Enero del 2025
El Evangelio de hoy tomado de Jn 2, 1-11, nos presenta el primer milagro de Jesús: Las Bodas de Caná y no lo hace para suscitar admiración entre los asistentes, sino para revelar el amor del Padre-Dios.
Dice el texto del Evangelio que: "En Caná de Galilea se celebraban unas Bodas; la madre de Jesús, Jesús y sus discípulos fueron invitados. Y, como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: “No tienen vino”. Jesús le respondió: “Mujer, ¿Qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía”. Pero su madre dijo a los sirvientes: “Hagan todo lo que Él les diga”. Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los judíos, que contenían unos cien litros cada una. Jesús dijo a los sirvientes: “Llenen de agua estas tinajas”. Y las llenaron hasta el borde. “Saquen ahora, agregó Jesús, y lleven al encargado del banquete”. Así lo hicieron. El encargado probó el agua cambiada en vino y, como ignoraba su origen, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo y le dijo: “Siempre se sirve primero el buen vino y, cuando todos han bebido bien, se trae el de calidad inferior. Tú, en cambio, has guardado el buen vino hasta este momento”. Éste fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en Él". Jn 2, 1-11.
En el pasaje de las bodas de Caná, Jesús vincula a María y a sus discípulos con la Nueva Alianza de Dios. María, con su fe ejemplar, invita a hacer lo que Jesús dice, reflejando la respuesta del pueblo de Israel en el Sinaí, donde se comprometieron a obedecer la voluntad de Dios. Este acto de fe es fundamental para entender cómo el llamado de Jesús a sus discípulos establece una nueva comunidad en la que todos están llamados a vivir según su palabra.
La invitación de Jesús a participar en la boda del Reino de Dios simboliza la unión que Él desea con su pueblo, una unión fundamentada en el amor. Esta boda no es solo un evento festivo, sino la realización del amor divino que prevalecerá en su Reino. Los discípulos, al obedecer a Jesús, son llamados a vivir en comunión con Él y con los demás, siendo testigos de este amor transformador que ofrece la salvación.
Los servidores que obedecen a Jesús y llevan el agua convertida en vino nos enseñan una lección clave: ser servidores de Cristo implica escuchar su palabra y ponerla en práctica. Al hacerlo, podemos experimentar la gracia de Dios en nuestras vidas. Debemos pedir al Espíritu Santo que fortalezca nuestros dones para poder reflejar el amor incondicional de Dios hacia la humanidad y compartirlo con quienes nos rodean.
Señor, así como cambiaste el agua en vino, te pedimos hoy que nos transformes la vida para así convertirnos en heraldos de tú amor. Te damos gracias por tú delicadeza al escuchar nuestras peticiones. Ayúdanos a saber, como lo hizo tu Madre, pedir lo que mas convenga para llevar a otros la salvación, siendo dóciles a tú voluntad.