lunes, septiembre 30, 2024

"Inclina el oído y escucha mis palabras"...Salmo 17.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Lunes 30 de Septiembre del 2024

En el Evangelio de hoy tomado de Lc 9, 46-50, Jesús queriendo evitar que sus discípulos malinterpreten su encargo en el servicio del Reino y sigan en su empeño de seguirlo cargados de los intereses personales, decide realizar un significativo gesto: Ser como lo es un niño.

Dice el texto del Evangelio que "había surgido entre sus discípulos una discusión sobre quién era el más grande. Jesús sabiendo lo que pensaban, acercó a un niño, lo colocó junto a sí y les dijo: "El que recibe a este niño en mi Nombre me recibe a mí, y el que me recibe a mí recibe a Aquel que me envió; porque el más pequeño de ustedes, ese es el más grande”. Juan, dirigiéndose a Jesús, le dijo: “Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre y tratamos de impedírselo, porque no es de los nuestros”. Pero Jesús le dijo: “No se lo impidan, porque el que no está contra ustedes, está con ustedes”. Lc 9, 46-50.

Hay virtudes que hoy suscitan poco interés entre muchas personas. Dos de ellas son la humildad y la tolerancia. De esta segunda se habla mucho; todos nos confesamos tolerantes, ¡faltaría más!, aunque, a veces, más que tolerantes seamos desinteresados, indiferentes, cosa bien distinta. De la humildad casi no se habla. Y más de uno pensará que es contraproducente y se opone a la autoestima. Nada tiene que ver con ello. Jesús, en el evangelio de hoy, nos remite a esas virtudes. Pero...La humildad no está de moda; parece que tampoco lo estaba en tiempos de Jesús. Llevamos todos en nuestro interior deseos de tener poder, afán de que se nos reconozca, poder de decidir lo que han de hacer los demás, mandar; estar por encima de los otros. Es la razón de la discusión de los apóstoles: quién sería el más importante entre ellos. Y Jesús aconseja a no tener esas aspiraciones al contrario, invita a ser el “más pequeño”. 

Jesús quiere liberar a sus discípulos de las ansias de poder que conlleva al abuso y la imposición de la fuerza o superioridad para vivir en la verdad. Él quiere que quien se atreva a seguirlo debe sanar su historia para liberar los temores y los miedos que le amenazan. Pues quien no lo hace, no podrá disfrutar de la alegría y la sencillez de un niño que acoge gozoso la voluntad de Dios. 

Nos equivocamos cuando creemos que los esfuerzos en alcanzar nuestros logros y méritos en el seguimiento a Jesús tienen que ser recompensados, pero no es así. Hoy Jesús nos toca el hombro y nos demuestra que el más pequeño es el grande de todos. 

Hoy sería muy importante que tú y yo nos preguntemos: ¿Qué tipo de grandeza vivo al sentir que otros me escogen para que los represente y les dirija en el servicio?, ¿Soy capaz de transformar la competitividad en cooperación?

Señor,  enséñanos a vernos actuando como tu y a servir a mis hermanos sin vanagloria. haznos misioneros de tu amor, que ayudemos a los demás con un espíritu de alegría y humildad, sabiendo tener la apertura sencilla de un niño ante los demás. Ver en ellos lo bueno en vez de buscar defectos.
 
posted by Laureano García Muentes at 5:23 a.m. | Permalink |


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