"En el peligro invoqué al Señor y me escuchó "...Salmo 18.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Viernes 31 de Marzo del 2023

Las palabras de Jesús han dividido nuevamente a los judíos y en esta ocasión quieren apedrearle porque lo tienen como blasfemo, ya que siendo hombre se hace Dios. Realmente veían en Jesús algo diferente ya que hacía buenas obras y milagros pero hasta el punto de hacerse pasar por Dios, era demasiado ¿Cómo podía un ser humano hacerse pasar por Dios? Jesús habla de las obras que realiza, obras de Dios que lo acreditan, de cómo puede darse el título de Hijo de Dios y decir, Yo y el Padre somos uno. Está claro, se hace igual a Dios. Él habla desde unas categorías difíciles de entender para sus adversarios, les habla desde el seguimiento y el compromiso con su persona que hacen que Jesús sea conocido y amado. El lucha por presentar argumentos que puedan aceptar, pero el intento es en vano. En el fondo morirá por decir la verdad sobre sí mismo, por ser fiel a sí mismo y a su misión.

Miremos: Jesús habla de las obras que viene realizando y lo acreditan como el Enviado de Dios, también habla del seguimiento y el compromiso que Él tiene para hacer conocer a Dios y que sea amado de verdad por todos. 

Hoy Jesús nos pide a cada uno de nosotros que leamos y reflexionemos con profundo detenimiento estás, sus Palabras: "Aunque no me crean a mí, crean en las obras, para que puedan comprender que el Padre está en mi, y yo en el Padre" Jn 10,38.

Con estas Palabras Jesús quiere decirnos qué quienes tenemos el corazón como los niños seremos capaces de abrirnos a Dios y recibir su revelación. También, podremos conocer la grandeza de su misterio, pues éste, lo está revelando Jesús a diario en sus mensajes que nos van transmitiendo los Evangelios. 

Hermanos, testimoniemos nuestra Fe ayudando a construir un mundo nuevo que esté en sintonía con Dios.

Señor, ayúdanos a limpiar nuestros corazones para poderte conocer en todo lo que realizamos; también que podamos ver tu mano y amor en todo lo que me rodea. Ayúdanos a tener un corazón semejante al tuyo, sobre todo en la virtud de la humildad.