lunes, octubre 24, 2022

"Seamos imitadores de Dios, como hijos queridos"...Salmo 1

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Lunes 24 de Octubre del 2022

Seamos sinceros ¿Cuántas veces hemos mirado para otro lado cuando se nos ha pedido ayuda?, ¿Cuántas veces hemos puesto la excusa de la inoportunidad del momento, del lugar, de la situación? Para los judíos el sábado era sagrado, no se podía hacer absolutamente nada fuera de lo establecido ¡ni siquiera el bien! Y así lo señala el jefe de la sinagoga: “hay muchos días para venir a curarse”. Pero Cristo viene a dar la vuelta a todo, al enfermo hay que curarle en el momento que surja la oportunidad no cuando la ley lo estipule. 

El Evangelio de hoy tomado de Lc 13, 10-17, nos dice que Jesús enseñaba en la sinagoga, cuando una mujer se le presentó y al verle encorvada, la llamó y le dijo: "Mujer, quedas libre de tu enfermedad". Le impuso las manos y al punto se enderezó y daba gloria a Dios. El jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, intervino para decirle a la gente: "Hay seis días en que se debe trabajar. Vengan a hacer curar esos días, y no en sábado" Lc 13, 10-15.

La mujer enferma no podía enderezarse, llevaba así, dieciocho años llevando una vida torcida, quizás había perdido el norte. El pecado y las tentaciones la habían desviado.

Ella, estaba necesitada de Jesús y al verlo en la sinagoga se le acerca para que le ayude a recuperar su vida, su rumbo.

Jesús le abre la esperanza y  le invita a no seguir viviendo  atada en los goces terrenales, sino a mirar a Dios sin miedo. 

Pero miremos la actitud del jefe de la sinagoga; este se agarra de la ley donde se prohíbe atar y desatar nudos los días sábados. Jesús le demuestra que Dios es también el Señor del sábado  y siempre tiene compasión por el que sufre y pasa necesidades. 

Hermanos, Jesús hoy nos invita a ser como Él, dar amor a los que hoy necesitan y quieren enderezar su rumbo y ser luz para iluminar su camino. Tú y yo, estamos llamados a tomarles de la mano y ayudarles a enderezar sus cargas. 

Señor, te pedimos que nos dejémonos curar por Ti, Tu que quieres darnos la luz de Dios. Ayúdanos a confesar nuestra ceguera, nuestra miopía y, sobre todo, el orgullo y la vanidad que nos hace ser egoístas con nuestros hermanos.
 
posted by Laureano García Muentes at 5:18 a.m. | Permalink |


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