jueves, octubre 20, 2022

"La Misericordia del Señor  llena la tierra"...Salmo 33

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Jueves 20 de Octubre del 2022

Jesús hoy nos sorprende con sus palabras. No parecieran estas palabras de Aquel en el que continuamente buscamos calma, regocijo, consuelo…paz, en definitiva. Lo que ocurre es que sus palabras son contrarias a lo que el mundo propone. Alinearse con lo que Jesús muchas veces te marca en la sociedad como loco y extraño; no se entiende, no entras dentro de esa felicidad de consumo rápido y accesible. 

Seguir a Jesús, significa en muchos casos incomodar, denunciar, ir a contracorriente de lo establecido, y también de lo que nos apetece, porque también nosotros somos del mundo y se nos pide renunciar a lo que nos vuelve ciegos.

En el Evangelio de hoy tomado de Lc 12, 49-53 Jesús sorprende a sus discípulos con las Palabras de hoy. A Él, ellos lo conocían como un hombre calmado, que ofrecía consuelo, paz y regocijo. Pero hoy se lanza en ristre con lo que el mundo está proponiendo a la humanidad   diciéndoles: "He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra."

Jesús nos muestra que arde de pasión y desea que todos los que le siguen también ardan con el fuego que brinda el Espíritu Santo para  actuar en cualquier lugar del mundo. 

Él se acongoja y siente angustia porque ha de recibir un bautismo: la cruz. Un momento culminante donde se realzará su amor y alcanzará el triunfo sobre la muerte. 

Hermanos, estamos llamados a interpretar bien la Palabra de Dios a través del Espíritu Santo. No podemos olvidar que la Palabra nos renueva y nos invita a descubrir que seguir a Jesús no es tan fácil como lo imaginamos, porque existe la incomprensión, el rechazo y a veces, no nos entienden.

Pidámosle al Espíritu Santo que la oposición y la indiferencia en que nos encontremos no haga tambalear ni mucho menos, disminuir la pasión que sentimos por seguir a Jesús. 

Señor, que nuestro corazón arda de deseos de seguirte, de obedecerte, de ser tus discípulos; que sea en nuestras vidas un nuevo Pentecostés. Que sea tu Santo Espíritu que encienda en nuestros corazones la llama de su amor; que cada día el amor en nuestros corazones se traduzca en amor a los demás. 

 
posted by Laureano García Muentes at 5:18 a.m. | Permalink |


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