"Este, Señor, es el grupo que busca tu presencia"... Salmo 24.

Viernes 21 de Octubre del 2022

Jesús quiere que exploremos el tiempo, y el tiempo para Él consiste en que con su venida hemos llegado a la plenitud: «la plenitud de los tiempos. Es una plenitud real, no imaginaria, que no hay que confundir con el fin del mundo, sino con la manifestación más clara y plena del amor de Dios por los hombres. El primer acto de amor de Dios al hombre ha sido la creación.

En el Evangelio de hoy tomado de Lc 12, 54-59. Jesús le dice al gentío que le seguía: "Cuando veis subir una nube por el poniente, decís en seguida: "Chaparrón tenemos", y así sucede. Cuando sopla el sur, decís: "Va a hacer bochorno", y lo hace. Hipócritas: si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿Cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que se debe hacer?". Lc 12, 54-57.

Con este Evangelio Jesús reclama a la gente que le seguía el poco interés  para aprender a interpretar los signos de los tiempos, ya que la gran mayoría de ellos eran gente de campo y de mar ,pero no eran capaces de desentrañar bien las señales que le cambiarían sus conductas. 

Para lograr un buen discernimiento tenemos que tener mucho coraje, ser honestos con nosotros mismos y estar sin ninguna clase de ataduras en nuestro interior para interpretar si los signos provienen de Dios, del demonio o de nosotros mismos.

Hermanos, hagamos un balance de nuestras vidas y sin desaliento o vanidades identifiquemos todo aquello que está en contra de la voluntad de Dios y con profunda decisión combatamos como buenos guerreros esos males que nos hacen desviar de ese camino verdadero que Dios nos señala. 

Señor, aumenta nuestra fe para no quedarnos en lo superficial de la vida. Comprender tus señales no es ver una cruz o el sagrario en una nube que pasa, sino la reflexión orante de tu inmenso amor, de modo que aspiremos a tu Reino y a la vida eterna como nuestra mayor felicidad. Haz que pongamos nuestra confianza en tus promesas apoyándonos, no en nuestras fuerzas, sino en los auxilios de la gracia de tu Espíritu Santo.