domingo, octubre 09, 2022

"El Señor revela a las naciones su salvación"...Salmo 98.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Domingo 9 de Octubre del 2022

El evangelio nos habla de la curación de los diez leprosos y nos muestra que Jesús debió sentir dolor ante la ingratitud de los nueve leprosos a los que había devuelto la salud. Y seguramente una de sus mayores penas durante la Pasión sería ver entre la multitud de los que pedían su muerte, o entre los que callaban cobardemente, a algunos que Él había curado...

La ingratitud de los demás nos hiere y lastima. Nos da rabia. Pero también nos es muy útil para entender el daño o la tristeza que a su vez causamos nosotros cuando no agradecemos a Dios, a nuestros padres o a nuestros amigos sus muestras de afecto. Nos falta una buena dosis de reflexión para percibir lo que recibimos. Necesitamos profundidad interior para darnos cuenta de que nuestra vida no vino por generación espontánea: la hemos recibido. Lo mismo nuestra capacidad de pensar, de amar, de reír. No es casualidad que nuestro cuerpo goce de salud: Alguien nos la conserva y es Dios.

El Evangelio de hoy tomado de Lc 17, 11-19, nos presenta el episodio de la curación de diez leprosos hecho que sucede en el camino hacia Jerusalén, cuando Jesús y sus discípulos atravesaban a Galilea y Samaria.

Jesús iba a entrar a un pueblo, cuando le salieron al paso diez leprosos y le dijeron gritando: "¡Jesús Maestro, ten compasión de nosotros!". Él los miró y les dijo: "¡Vayan a presentarse a los sacerdotes!"; y mientras iban, quedaron sanos. Uno de ellos, viéndose sano, volvió glorificando a Dios en voz alta. Lc 17, 11-14.

Miremos algo muy importante en este episodio:  Hay en este acontecimiento cuatro escenas que suceden: 1.La súplica angustiante de los diez leprosos, 2.La sanación de los diez cuando iban de camino hacia donde el sacerdote, 3.El agradecimiento del samaritano ya sanado y 4.La Salvación alcanzada por la Fe demostrada por el Samaritano.

Nos preguntaremos entonces: quizás porque Jesús envío al Sacerdote a los diez leprosos. La respuesta es que, quien tenía la potestad de autorizar el reingreso de un enfermo de lepra a la sociedad era el sacerdote. Él verificaba si estaba sano verdaderamente y firmaba la autorización de su reintegro. 

Hermanos, miremos: De la actitud del Samaritano y el reproche que hizo a los nueve hombres desagradecidos. Podemos concluir que el Samaritano fue capaz de registrar el paso de Dios por su vida y ello le dio las fuerzas necesarias para regresar muy agradecido donde Jesús. Ello nos demuestra una vez más, que Jesús, sana, limpia y hace nueva a las personas para que vivan a plenitud el Reino de Dios. 

Pero también vemos que muchas veces los hombres muestran un corazón desagradecido e ingrato olvidándose de quien lo salva y sana.

Hoy pensemos en todas esas bendiciones que hemos recibido de Dios y si le hemos correspondido a Dios por su apoyo, compañía y sanación.

Señor, tu nos concedes la gracia de reconocernos necesitados de tu compasión amorosa, permite que seamos curados y siempre agradecidos contigo.
 
posted by Laureano García Muentes at 5:46 a.m. | Permalink |


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