miércoles, julio 20, 2022

"Mi boca contará tu salvación"...Salmo 71.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Miércoles 20 de Julio del 2022

Dios siembra con generosidad la semilla. Tanto el sembrador como la semilla tienen fuerza por dentro, se dan las condiciones para una cosecha fructífera. Pero incluso ese “poder”, tanto del sembrador como de la semilla, queda “condicionado” por el tipo de tierra donde se va a dar la siembra. Así es la situación de la PALABRA: es portadora de vida, pero su fruto queda condicionado por la acogida y por la situación de quien la reciba: El testimonio. 

El Evangelio de hoy tomado de Mt 13, 1-9 nos regala La parábola del Sembrador. Nos dice el texto del Evangelio, que Jesús salió de casa y se sentó junto al lago. Junto a Él se reunió una gran multitud; sintiéndose apretujado, subió a una barca y se sentó  en ella mientras la multitud esperaba de pie en la orilla. Y comenzó a explicarles muchas cosas en forma de parábolas. Y les dijo: "Salió un sembrador a sembrar. Al sembrar, unas semillas cayeron al borde del camino; vinieron los pájaros y se la comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se marchitaron por falta de raíz y se secaron. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y la ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta. El que tenga oídos que oiga." Mt 13, 1-9.

Jesús muestra con esta parábola la gran confianza en el producto de su semilla a pesar que caiga en partes difíciles donde ésta, pueda germinar.

Él, paciente y tranquilo, como buen sembrador, sale a anunciar la Buena Nueva entre gente sencilla que acoge y también, entre gente que lo rechaza; y nunca se desalienta. 

Hermanos: La fuerza de la confianza en Jesús la da nuestra adhesión firme a Él, pues es ella, la que nos brinda la seguridad y el apasionamiento. Si no estamos convencidos y entusiasmados ningún esfuerzo será posible. 

Evangelizar es propagar, multiplicar en el corazón de todos los hombres, sin importar, clases sociales, religión o raza la fuerza humanizadora y salvadora de Jesús.

Preguntémonos: ¿Cómo nos sentimos hoy frente a esta responsabilidad del llamado?, ¿Estamos siendo indiferentes?, ¿Te sientes apasionado por Jesús?

Señor Jesús, tienes toda la razón cuando nos presentas la parábola del sembrador. Pero… ¡no te canses de sembrar en nosotros, que somos un tanto torpes a la hora de entender y de vivir lo que nos propones.
 
posted by Laureano García Muentes at 5:04 a.m. | Permalink |


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