"Israel confía en el Señor"...Salmo 115.
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Martes 5 de Julio del 2022
La capacidad de compasión de Jesús respecto de cuantos sufren se ve reflejada en El, cuando: “recorría pueblos y aldeas... anunciando... y curando...”. Es la lucha de Jesús contra las fuerzas del mal, presentando, con palabras y acciones, la buena y novedosa noticia del Reino, que ya está presente. Desde ahí se entiende que el ciego ve y el mudo habla, esto es, la necesidad que se crea de contar “lo que hemos visto y oído”.
En este clima es cuando Jesús propone a sus discípulos compartir la MISIÓN, porque las personas están como “extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tiene pastor”. La tarea, pues, es abundante y la misión es necesaria para poder ofertar la buena noticia, la que el mismo Jesús aporta y comparte en nombre del mismo Dios.
El Evangelio de hoy tomado de Mt 9, 32-38, nos narra la curación de un endemoniado.
Dice el texto que le llevaron a Jesús un mudo y después de echar al demonio, el mudo habló. La gente decía admirada: "Nunca se ha visto en Israel cosa igual". Por otra parte, los fariseos, decían: "Este echa los demonios con el poder del jefe de los demonios".
Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia.
Al ver a la muchedumbre, se compadecía de ella, porque estaban extenuadas y abandonadas, «como ovejas que no tienen pastor». Entonces dice a sus discípulos: "La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad pues al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies". Mt 9, 32-38.
Mucha fue la gente quedó maravillada del suceso y lo consideraron inexplicable y decían: " jamás se ha visto algo igual ". Pero había entre la gente otro grupo de seguidores que no le entendían su mensaje, le estaban siguiendo para criticarlo y tener bases de acusación y comentaban: "Este tiene el poder de los demonios".
La intención de Jesús era la de revelándoles con este milagro a todos, que el Reino de Dios se estaba haciendo presente y que estaba actuando entre todos.
Hermanos: cuantos permanecemos mudos y nos vamos apartando del rebaño de Jesús por querer estar siempre inmersos en el mundo y las seguridades que este ofrece. Parecemos ovejas sin Pastor.
Jesús sufre porque muchos son los que toman actitudes diferentes a su voluntad; y se compadece.
En este Evangelio Jesús nos invita a trabajar por la cosecha ya sembrada en la mies para que ésta produzca frutos abundantes.
Entonces, hermanos, nos queda un gran compromiso: Descubrir en Dios lo que quiere de cada uno de nosotros y hacer de nuestras vidas signos de amor, reconciliación y paz para el mundo.
Señor, hoy te compadeces de los que clamamos día y noche esperando tu respuesta, de los tristes y afligidos, de los desempleados, enfermos y agobiados, de los desamparados, de aquellos que han confundido el camino; de nosotros pecadores. ¡ Gracias Señor!
Señor, quita de nosotros todo cansancio, toda idolatría, todo lo que nos separa de Tí, todo aquello que enmudece tu voz en nuestra vida, y crea en nuestro interior caos y confusión.