"Glorifica al Señor, Jerusalén "...Salmo 147.

Miércoles 23 de Marzo del 2022

Jesús manifiesta un gran aprecio de la Torah, que a lo largo de los siglos prepara a Israel para una vida de comunión con Dios. Esta comunión se nos concede ahora, por gracia, en plenitud: en Jesús, Dios se hace “Emmanuel”, “Dios-con-nosotros”. 

En el Evangelio de hoy tomado de Mt 5, 17-19, Jesús nos comunica que el  Reino de Dios está presente entre nosotros para abrir los caminos y hacer de este mundo, un lugar más humano donde reine la justicia y el amor fraterno. Y así, les dice a sus discípulos: "No piensen que he venido a abolir la ley o los profetas. No vine para abolir, sino para cumplir. Les aseguro que mientras dure el cielo y la tierra, ni una "i" ni una coma de la ley dejará de realizarse" Mt 5, 17-18. Y esto lo dice porque los Judíos se sentían orgullosos de la ley que les había dejado Moisés y afirmaban que era el mejor regalo que Dios les había dado porque allí estaba expresada su voluntad. 

Para Jesús, todo lo que pensaban los Judíos de la ley era muy importante, pero ésta no debía ocupar el lugar central  en todo, puesto que era necesario arrancar de raíz toda agresividad, venganza e insultos ofensivos que solo sirven para humillar, despreciar y herir a los demás. Estas actitudes hacen florecer el rechazo, el odio y la venganza.

Hermanos, este Evangelio de hoy nos ha de guiar, en este nuestro caminar de discípulos de Jesús para que seamos capaces de poner en práctica el Reino de Dios en nuestros corazones y este, nos oriente a ser respuesta efectiva para el mundo de hoy con una viva conversión interior.