sábado, febrero 05, 2022

"Enséñame, Señor, tus leyes"...Salmo 119.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Sábado 5 de Febrero del 2022

En el Evangelio de hoy se transparenta la ternura humana y divina de Jesús. Con ella envuelve a los apóstoles, que regresan entusiasmados de su primera misión: el Maestro comprende su alegría, pero intuye también la necesidad de revigorizar el cuerpo y el alma en la intimidad con Él. Por eso les propone una pausa para reposar lejos de la gente, que les apremia constantemente. Sin embargo, también esa gente, que le sigue por todas partes con su propio fardo de penas y de esperanzas, suscita en Jesús una compasión todavía mayor : Encontrar el camino de la Vida, el sentido y la meta de la existencia.  

El Evangelio de hoy tomado de Mc 6, 30-34 nos trae por un lado como introducción la acogida dada por Jesús a los setenta y dos discípulos que fueron enviados (Lc 10, 1-9) y donde contaron todo lo que habían hecho de acuerdo a lo que Él les había enseñado. Pero, viendo Jesús el agotamiento que traían por sus grandes jornadas, les invita a ir con Él a un lugar aparte y solitario para que pudiesen descansar y hacer una evaluación general de lo realizado, además enséñales nuevas cosas.

Cruzan en una barca a la otra orilla del mar de Galilea  y al llegar, notaron que la gente que estaban con ellos, al verles partir, se habían ido corriendo adelantándose para llegar al lugar donde se dirigían, entonces  Jesús sintió compasión por ellos porque andaban como ovejas sin Pastor y se puso a enseñarles.

Ellos querían calmar sus sufrimientos, la soledad, el desconcierto y el abandono que sentían a causa de las restricciones de sus gobernantes. Entonces  Jesús les comprende y aprovecha esta situación y se pone a enseñarles muchas cosas. 

Que lección maravillosa  nos regala hoy Jesús. ¿No te parece? 

Él hoy nos pide ser Compasivos y Misericordiosos y que no busquemos anteponer el egoísmo y los deseos personales al amor de Dios quien de manera gratuita nos regala; a que aprendamos a manejar la sabiduría y la audacia para vivir siempre desde Dios hacia los demás. 

Señor, te damos gracias por los momentos en que piensas en nosotros sin que nos demos siquiera cuenta. Concédenos la gracia de imitar tu ejemplo. Que aprendamos a mirar las necesidades de los demás antes que las nuestras.

 
posted by Laureano García Muentes at 4:26 a.m. | Permalink |


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