"Mi boca cantará tu salvación, Señor"...Salmo 71.
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Domingo 30 de Enero del 2022
En nuestra vida como cristianos todos tenemos una misión muy concreta que realizar: "Anunciar la Buena Nueva, proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor". Así, lo realizo Jesús a lo largo de su vida terrena y aunque algunos se empeñaban en no abrir su corazón a sus enseñanzas.
El Evangelio de hoy tomado de Lc 4, 21-30 nos narra que Jesús regresa a Nazaret su pueblo, donde se había criado. Allí, un día sábado, va a la sinagoga a hacer la lectura y a enseñar a la gente. Le hacen entrega del Libro del profeta Isaías y después de leerlo, le dice a todos: "Hoy en presencia de ustedes, se ha cumplido este pasaje de la Escritura" Todos lo aprobaban y se quedaron admirados por aquellas palabras de gracia que salían de su boca. Y decían: "Pero, ¿No es éste el hijo de José?" Lc 4, 22
Jesús observaba la actitud del pueblo, primero se admiran de su sabiduría y luego, le rechazan. Y Él les dice: "Les aseguro que ningún profeta es aceptado en su patria" Lc 4, 24. Al terminar estas palabras, lo expulsan fuera e intentan acabar con Él, pero, Jesús se abrió paso entre ellos y se alejó. Lc 4, 29-30.
Sus coterráneos sintieron envidia y pretendían que hiciera un milagro para creer en Él. Pero Jesús, conociendo sus pensamientos no aceptó sus pretensiones y entonces, la comunidad se abalanzó sobre Él y quisieron matarlo tirándole por un barranco.
¿Cuántas situaciones similares se viven en nuestras familias y comunidades? Algunos nos hemos acostumbrado a hablar mal de un hermano y hasta pensamos en quitarle del medio porque obstruye sus pensamientos egoístas. Si, nos valemos del chisme y las habladurías dañinas; y como puñales afilados, vamos socavando la manera de pensar de los demás, para que estos, también actúen de igual manera hasta llevar a asesinar al hermano con la legua. Y miren: donde no está el Señor existe la envidia, el egoísmo, la avaricia y los celos.
Si, muchos se creen "los poderosos" y buscan su propio bienestar.
Así como Él desenrolló las Escrituras y encontró lo que Dios deseaba de Él, atrevámonos también a abrir nuestros corazones a las enseñanzas que nos brindan los Evangelios y sin temor o vergüenza, pidámosle a Jesús que nos afirme la confianza y el valor para que podamos ser unos Auténticos defensores de la Fe.
Jesús, concédenos que con esta meditación tengamos una actitud abierta y dócil para poder escuchar y percibir tu presencia. No queremos ser pasivos espectadores, con un corazón duro y ciego, insensible y mediocre… porque estamos hecho para ser el reflejo de tu amor. Queremos reconocerte en todas las personas por amor a Ti, servirte sin condiciones.