jueves, junio 04, 2020
REFLEXIÓN DEL EVANGELIO DE HOY
Jueves 4 de Junio del 2020

JESÚS NOS RESALTA HOY CUAL ES EL MANDAMIENTO MAS IMPORTANTE: EL AMOR A DIOS Y AL PRÓJIMO."

"Aquí estoy, Señor, para hacer  tú Voluntad "..." Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y, en cambio, me abriste el oído; no pides sacrificios espiatorios; entonces yo digo: "Aquí estoy"...Salmo 39.

En el Evangelio de hoy tomado de Mc 12, 28-34, un Letrado, instruido y preparado con muchos conocimientos en la Torá, quería saber de Jesús su interpretación a cerca de "cual de los preceptos allí descritos en la ley era para Él, el más importante".

Jesús, le aclara que no se trata de seguir una cantidad de preceptos para distinguir en ellos el más importante porque solo en la ley, el más sublime de todos ha de ser: "El Amor".

Y es que para conocer a Dios es necesario que le reconozcamos quien es Él y le amemos de todo corazón.

¿Como podría yo amar a alguien que no conozco?.
Se ama, cuando el ser o la persona la tenemos cerca, la acariciamos con gestos, palabras y acciones; sentimos muy próximas sus necesidades, alegrías y su dolor. Y es allí, donde se consagra la doctrina que nos enseña el Primer Mandamiento de la Ley de Dios: Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo,  como a nosotros mismos.

Y es que se ama a Dios, cuando sabemos amarnos a nosotros mismos y a todas aquellas personas que están a nuestro alrededor, esas que cada día, necesitan de nosotros, un apoyo, un acompañamiento, un sentimiento de amor y una caricia para su cuerpo y su alma.

Hoy ese Letrado nos hace caer en la cuenta de que ante las numerosas razones que el mundo inventa, solo existe una de gran relevancia: EL AMOR.

Jesús nos muestra a través de los Evangelios el gran ejemplo del Amor Infinito al Padre y a los demás; pero de manera muy especial, a los desvalidos, los paralíticos, los enfermos, los despreciados de la humanidad; esos, que claman, la Justicia Social y el acercamiento de los dirigentes; y les hace falta, la atención de los hombres y mujeres de buen corazón que han aprendido a amar a Dios. 

Pidámosle al Espíritu Santo que nos enseñe a amar como Jesús lo hace; y a partir de este instante dejemos de decir: Yo amo a Dios, pero, no me interesa la vida, ni el dolor del otro. El Amor ha de ser incondicional. 


Les invito a que multipliquemos la invitación a leer estos mensajes de Reflexión de la Palabra diaria entre tus familiares y amistades. Todo para la Gloria de Dios Padre.



 
posted by Laureano García Muentes at 6:24 a.m. | Permalink |


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