Por: Laureano Garcia Muentes SDS
Ofreciendo
hoy a Dios mi oración con la ilusión de vivir a plenitud el XXVII
Encuentro Nacional de los Salvatorianos Laicos de Colombia, que se ha de realizar entre
los días 16 al 19 de Agosto en la ciudad de Cali (Colombia); a manera de
evocación traigo a mi memoria las intenciones, preocupaciones y desvelos de nuestro Venerable
Padre Fundador Francisco María de la Cruz Jordán por hacer realidad su sueño visionario, de, incluir en sus proyectos fundacionales, a hombres y mujeres como Laicos.
Él,
tenía muy claro lo que deseaba: “Que Cristo fuera conocido por todos los
seres de la tierra, formando un ejército con todas las fuerzas vivas de la
Iglesia, con hombres y mujeres de todos los estratos sociales, edades y razas”.
Y
le pide a toda su Sociedad del Divino Salvador (Religiosos, Religiosas y
Laicos) que estén identificados y siempre dispuestos con a la Visión General de
su proyecto: Dar a Conocer al Único Dios
Verdadero (Jn.17.3). Y nos lo dice hoy:
“En esto consiste la vida eterna: Que te
conozcan a Ti, único Dios verdadero, a quien enviaste, Jesucristo”.
Hoy,
nosotros los laicos de Francisco Jordán,
estamos obligados a organizar nuestras vidas muy cerca a nuestras
familias, de nuestros compromisos cotidianos (profesional, laboral, social) como personas que se agrupan, viven y
trabajan. Allí, donde Dios nos ha plantado, pero obligados a caminar bajo la
orientación de un Carisma concreto para hacer historia personal, comunitaria y
eclesial como Laicos Salvatorianos.
Basados
en estos preceptos, nuestra participación en el XXVII Encuentro Nacional de
Cali nos ha de forjar a ser capaces de vivir a plenitud las fuentes de la
Identidad Salvatoriana: Primero en la persona de Jesús y su Evangelio y
Segundo, en la vida del P. Francisco Jordán.
Y
digo primero, como seguidores de
Jesús de quien nos hemos hecho discípulos y apóstoles; ello implica una íntima
relación con El desde el sentido de la oración y del encuentro con el otro; el
vivir apasionados por la salvación y liberación de la persona en cualquiera de
sus esclavitudes; y, segundo,
para ir adquiriendo una identidad propia que nos
permitirá sanar nuestras propias heridas, nuestras parálisis y cegueras, esas,
que nos impiden avanzar y vivir como hombres y mujeres comprometidos con una
humanidad sufriente, ausente de la vida que es Dios y quien nos ha prometido
“Darnos vida y vida en abundancia”
Hoy
nuestro Venerable Padre nos exhorta con estas sus palabras: “No descansen hasta
que todos conozcan y amen a Jesucristo Salvador”; “Grita como una trompeta por
todas las regiones de la tierra para que oigan todas las criaturas ¡vuela como
un águila y como un ángel y conforta con fuerte voz a todos los vivientes a una
guerra santa y un sublime ejército y escuadrón a luchar por el Supremo
Emperador…No temas porque yo, el Todopoderoso estoy contigo y soy tu fuerte
apoyo”.
Preguntémonos:
¿Qué hace que nos sintamos y seamos Salvatorianos y Salvatorianas?
La
Respuesta está dada: “Nos identificamos como Salvatorianos, por
la forma como vivimos nuestro Carisma, misión y espiritualidad, tanto a nivel
personal como comunitario. Estamos unidos por el compromiso mutuo de ser
expresión encarnada de estos elementos claves, a través de los cuales los demás
pueden identificarnos como Salvatorianos” (Elementos Claves
Salvatorianos).