La
vida cristiana es una vida apasionante, de retos imposibles que aunque lo
veamos difíciles de alcanzar son fáciles de lograr con la ayuda de un Dios
todopoderoso y Misericordioso, cuyo amor es ilimitado, tanto, que nos entregó
lo que más amaba: a su Hijo unigénito, para darnos la salvación.
Hay muchas personas en el mundo que ven la vida cristiana absurda ya que conciben
la idea de que la santidad es algo
aburrido, una pérdida de tiempo o algo fanático, irracional y fantasioso.
Pero
la vida de santidad es una vida llena de exigencias y retos cada día, en donde
negarnos a nosotros mismos, a los deseos de la carne y la renuncia al pecado
son la meta y la prioridad, a fin de poder permanecer en comunión con el
Creador, y con Jesús, nuestro Maestro y Salvador, quien nos dijo que
permaneciéramos junto a Él pues lejos de Él nada podemos hacer.
La
vida cristiana tiene como propósito el amor, la expansión del evangelio, el
establecimiento de la paz, la restauración de vidas perdidas, la sanidad de los
enfermos, la reconstrucción de familias, la salvación de las almas, la justicia
divina en la tierra, la vida de plenitud. No sé si pueda existir algo más
importante que eso.
Puede
parecer una utopía bajo la opinión y la visión social. Pero es una realidad tan
clara para quienes la vivimos, que sólo puede explicarse como una vida
sobrenatural, de total dependencia en Dios.
La
humildad, la renuncia a los placeres del mundo, el sacrificio y el servicio a
los demás son el propósito medular de los creyentes verdaderos, aquellos que lo
han dejado todo para tomar la cruz y seguir a Cristo.
Hay
gozo, pasión, plenitud, milagros, pero también hay dolor, sacrificio,
persecución en la vida cristiana. Sin embargo, ésta es una vida llena de
sentido porque nos transforma de manera individual, primeramente. Y luego nos
lleva al servicio a los demás, a dar nuestra vida no sólo por una meta personal
y egoísta, sino por una causa comunitaria, compasiva, constructiva, donde el
amor es el motor y el amor es algo que provoca milagros inimaginables.
SEÑOR, PERMITE QUE RE-DESCUBRAMOS NUESTRA IDENTIDAD DE SER TUS SEGUIDORES PARA ASÍ, FORTALECERLA Y
PERPETUARLA CON FIDELIDAD TOMANDO CONCIENCIA DE NUESTRA VERDADERA TAREA DE SER
SERVIDORES DE TU REINO.