Jesús en su vida pública se
dio cuenta que los hombres estábamos buscando caminos equivocados y que andamos
escudriñando la felicidad donde ella no estaba.
Un día subió a la montaña y le
habló a la multitud, a todas aquellas personas que le seguían, explicándoles
que la felicidad no estaba en el tener, en el dominar, en el disfrute... sino
en algo muy diferente: En amar y ser amado.
Y es que la única y
verdadera felicidad no está en la tierra sino en las cosas del Reino, es llegar
a estar junto a Dios.
Quien sigue las enseñanzas
de Jesús son los que se sienten bienaventurados, es decir afortunados y
felices, porque van en el camino correcto para llegar a Él.
Jesús le habló a la multitud
que le seguía de manera clara y concisa, así:
Inició diciéndoles:
“Bienaventurados los pobres, porque de ellos es el Reino de Dios”.
El ¨ pobre¨ para Jesús, no
es aquél que no tiene cosas, sino más bien aquél que no tiene su corazón puesto
en las cosas.
El, Puntualiza la
diferencia: Puedes ser una persona que no tenga cosas materiales pero que no
más está pensando en lo que no tienes y en lo que quiere tener. Entonces no
eres ¨pobre de corazón¨. En cambio puedes ser una persona que sí tenga cosas
pero que su mente está puesta en agradar a Dios, en trabajar por El, en ayudar
a otros, en dar su tiempo y compartir sus bienes.
Cuando se vive ocupado de lo
que tienes, cuando no eres ambicioso, envidioso, presumido, cuando confías en Dios
y no en el dinero, entonces:
¡Eres Libre eres feliz!
Luego les dice: “Bienaventurados
los mansos porque ellos poseerán la tierra”.
Cristo nos pide que seamos manso,
cuando vivimos hoy en un mundo violento, cuando para los hombres, el ser importante
es el más fuerte, el más poderoso en la sociedad.
Ser hombres mansos, significa
ser bondadosos, tranquilos, pacientes y humildes. Ser manso no es ser menso, el
manso es suave por afuera pero fuerte en lo que cree por dentro. ¨ Poseerán la tierra¨ quiere decir que
poseerán la ¨tierra prometida¨ que es el Cielo, o sea que llegarán al cielo.
Continua diciéndoles: “Bienaventurados
los que lloran, porque ellos serán consolados”.
Hay muchas personas en el
mundo que tienen muchos sufrimientos. Y quienes le conocemos, solo por nuestras
mentes se limitan en decirles: ¡Pobrecitos! Pues Cristo dice: Feliz el que
sufre, porque ese dolor bien llevado le ayudará a llegar más fácilmente al
cielo. Si unes tu sufrimiento al de Cristo, ayudas a tu propia salvación y a la
de otros hombres.
Existen tres pasos en eso de
llevar el dolor: a) Primero súfrelo con paciencia, luego trata de llevarlo ¨con
gusto¨ y tercero, Lo mejor, sería ofrecerlo a Dios por amor.
También les dijo: “Bienaventurados
los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados”.
Dios sabe que desgraciadamente
en este mundo, los hombres cometen muchas injusticias con otros hombres: meten
preso al inocente, culpan al que no hizo nada, no pagan lo que el otro en
justicia merece, roban al otro lo que le pertenece, agreden y hasta matan al
inocente .
¡Cuántas injusticias
conocemos! Todos hemos sufrido injusticias... Hoy Cristo no nos dice: busca que
se te haga justicia, véngate, desquítate... sino que te dice: ¡alégrate, que ya
Dios será justo en premiarte en el cielo por lo que has pasado aquí en la tierra!
Continuo diciendo: “Bienaventurados
los Misericordiosos, porque ellos alcanzaran misericordia”.
Ser misericordioso significa
PERDONAR a los demás. Sí... perdonar aunque sea ¨grande¨ lo que te hayan hecho,
aunque te haya dolido tanto, aunque tengamos ganas de odiarlos en vez de
perdonarlos. Perdonar cuesta mucho, pero es lo que Dios nos pide que hagas.
Dios mismo nos pone el ejemplo: siempre perdona, aunque lo ofendamos en lo
mismo, aunque lo ofendamos en cosas muy serias.... siempre lo recibiremos con
los brazos abiertos.
Jesús te pone una condición
muy seria: el que perdone será perdonado, el que no lo haga no será perdonado.
“Bienaventurados los limpios
de corazón porque ellos verán a Dios”. Nuestro corazón estará ¨LIMPIO¨ aun cuando
no haya en él ningún pecado. Cuando pecamos, nos ¨separamos¨ de Dios por
voluntad propia. Cuidemos mucho la limpieza del corazón, que no nos valga
ensuciarlo, esto es cosa muy seria, puede costarte no entrar al cielo.
“Bienaventurados los
pacíficos porque ellos serán llamados hijos de Dios. Jesús dice que debemos
buscar siempre la PAZ: la paz en tu trato con los demás (no andar peleando con
todos y por todo, la paz en tu hogar llevándonos bien con tu familia.¨
Bienaventurados los pacíficos... ¨
“Bienaventurados los
perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos”.
Hay muchas personas presas,
perseguidas por la ley. Unas culpables.... otras inocentes. Pues Jesús les dice
que si se arrepienten, A ellos perdonará y podrán entrar al Reino de los cielos.
Debemos rezar mucho por
estas personas, para que Dios los ayude a convertirse, para que se arrepientan
del mal que han hecho, para que pidan perdón a Dios y puedan salvarse.
Y termina diciéndonos: “Bienaventurados
seréis cuando por causa mía, os insulten y digan toda clase de calumnias contra
ustedes, alégrense y regocíjense, porque su recompensa será grande en los
cielos.
Si alguna vez hablan mal, se
burlan de ti, te señalan porque eres bueno, porque respetas los mandamientos de
Dios, porque rezas, porque hablas de Jesús, porque defiendes lo que Jesús nos enseñó...
¡Alégrate, Dios tiene preparado para ti un gran premio en el cielo!
SEÑOR,
TU PALABRA NOS LLENA DE VIDA Y NOS BRINDA LA ESPERANZA DE UNA VIDA NUEVA Y EN
PAZ, ACOMPAÑANOS Y FORTALECE NUESTROS PASOS