“
La creación
es un reflejo de Dios y una oportunidad para alabarlo. ¿Por qué perder el
tiempo delante del mundo artificial de la pantalla del televisor cuando podemos
estar deliciosamente entretenidos viendo los espectáculos que Dios produce?
Ojo, ¡Están todos libres de comerciales!”
Así me decía una
señora hace unos días, la que nunca antes había apreciado tanto la naturaleza hasta
un día en que enfermó y le toco estar en absoluto reposo en su casa debido a la
gravedad de su enfermedad. Claro, me decía, “mis hijos no querían verme así,
encerrada en mi casa y los fines de semana cuando disponían de su tiempo, me
sacaban en sus carros a pasear, sobre todo en vías donde podía observar la
naturaleza y el mar”.
Traía a su memoria
el día que llovió fuertemente en Cartagena, más o menos en el mes de diciembre,
un poco antes de la navidad; y me decía,
que después de la lluvia se generó una gran bruma en la mañana del día
siguiente, muy temprano, y veía como en las hojas de sus plantas sembradas en
el patio de su casa, corrían las gotas de rocío. ¡Se manifestaba maravillada de
Dios!
Mire, me decía;
“Unas simples gotas de rocío que corrían por las hojas de mis plantas son mucho
más agradables que los shows de la TV y
que todas esas noticias que a través de ella nos comunican todos los días
desde muy temprano por las mañanas”.
Y continuo contándome:
“Me quede observando por mucho rato ese espectáculo. Y vi que cuando el sol
tocaba estos diminutos globos de agua, resplandecían como diamantes brillantes,
y cuando Dios les toca con una suave brisa, titilan con ráfagas de colores”.
“Que
hermosura, nunca antes me había detenido a mirar este gran espectáculo, obra de
nuestro Creador Dios. Y pude deducir que en cada cosa que existe esta un
precioso regalo del creador. ¡Dios colocó allí esas gotas de rocío para que yo
las mirara y pudiera reconocerle en medio de mi enfermedad, de mis dolores y de
mis sufrimientos, ¡Él es infinitamente maravilloso!
Lamentablemente, nos
perdemos de esos montones de sus espectáculos, porque andamos apresurados día a
día distraídos por las cosas del mundo, olvidándonos de su presencia permanente
entre nosotros. Mire señor, Cuantas veces ha llovido y ni nos inmutamos de todos
los tesoros que podemos descubrir después de ello. ¡Tantas gotas de rocío que
jamás son apreciadas por nadie!”
Le dije: ¡Qué henchido
tienes tu corazón! ¡Has experimentado la grandeza de nuestro Dios! Y eso nos
engrandece. Dios ve cada gota de rocío que deja caer en el mundo, y disfruta
enormemente viéndolas, y más cuando encuentra personas como usted que se
detienen a observar su grandeza. Él empezó a entretenerse con las gotas de
rocío mucho antes de crearnos a nosotros y a todas las personas que pudieran
disfrutarlas como lo has hecho tú.
Mira, si Él se
deleita con simples gotas de rocío, ¡imagínate qué maravillosamente feliz se
siente por ti! Eres mucho más agradable para Él que esas simples gotas de agua.
Él sonríe con cada gesto tuyo, con cada
acto amoroso, con cada llegada tuya a su corazón, con cada uso de esos dones y
talentos que te dio y que pones en práctica en el mundo para el beneficio de
todos e incluso con los más pequeños y abandonados de la sociedad. Y cuando tú
haces algo que le disgusta, todavía se estremece por todo lo bueno que hay en
ti. ¡Qué bueno y maravilloso es nuestro Dios!
Como reflejos
de Dios, hoy les digo a mis amigos que visitan esta página a que sigamos tu
ejemplo. Aun estando en las más graves de las circunstancias; Y a pesar de que no
nos arrodillemos al ver sus creaciones, podemos silenciosamente decirle:
"¡Guau Señor eres Maravilloso!"
NO ADORAMOS LA CREACIÓN, PERO APRECIÁNDOLA
Y PROTEGIÉNDOLA ADORAMOS AL CREADOR.