miércoles, junio 01, 2011
DIOS ES AMOR Y QUIEN PERMANECE EN EL AMOR PERMANECE EN DIOS Y DIOS EN ÉL” (1 JN. 4, 10)

El gran problema de nuestro tiempo es el olvido de la verdad y el olvido del amor y, por lo tanto de Dios.

La fe cristiana sitúa el amor en el centro: Dios es amor y el amor del cristiano es la respuesta al amor de Dios.
El amor sólo es verdadero cuando, primero, se asienta sobre la verdad; segundo, sobre la verdad de Dios, verdadero amor; y tercero, sobre la verdad del hombre.

Las líneas de pensamiento de nuestra cultura de hoy se empeñan en separar la verdad del amor. Y lo que resulta es que sin verdad, no hay justicia, no hay libertad, no hay derechos humanos dignos de ese nombre; es imposible la comunión, la paz se torna muy frágil; sin verdad y perdón, el amor se corrompe y la felicidad se vuelve auténtica.

Qué bueno sería que vayamos descubriendo el inmenso amor que demostró el Señor Jesús por su Padre, y hacia los hombres. En su corazón palpitaba el amor de Dios, el cual se hacía visible en cada una de sus actuaciones.

A través de su Corazón amoroso, podemos hoy mirar lo sublime de la creación. Es y será una obra del amor de Dios más que, de omnipotencia divina. Por ello, se hace incuestionable la afirmación de que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. “Dios ama tanto al mundo que nos dio a su Hijo unigénito”. Como lo afirma San Juan.

Pensábamos conocer lo que era el amor, y creíamos conocer la máxima expresión de amor, pero de pronto apareció Jesús y todo cambió: Porque por amor fue capaz de dejar toda la gloria del cielo. Por amor fue capaz de perdonar la traición. Por amor fue capaz de dar su vida sin importarle la suya propia. Por amor fue capaz de vencer en su mayor hora de prueba y cumplir la voluntad de amor de Dios.

En la encarnación el Verbo de Dios, hecho carne, Dios asumió un corazón humano. En su corazón está el mismo de Dios, por ello, Dios puede amar al hombre pecador no solo con amor divino, sino también con amor humano.

El camino del amor es el camino de la santidad. En la vida cristiana se puede ser humilde, casto, obediente, se pueden poseer muchas otras virtudes en sumo grado; pero solo el amor nos conduce a la perfección y a la santidad, porque solo el amor nos une a Dios, que es todo Caridad

Los invito hoy a que redescubramos el Dios Amor y el Amor cristiano, el corazón de la fe cristiana, el rostro del Dios cristiano y el rostro más auténtico del hombre en el ser amor con nuestros semejantes, amándolos también hasta el extremo, es decir, dando nuestra vida por ellos si es posible.

SEÑOR, ENSÉÑANOS A SER AMOR, HOY COMO TUS HIJOS QUEREMOS TRANSMIRLE AL MUNDO TU JUSTICIA, TU PAZ Y TU SOLIDARIDAD
 
posted by Laureano García Muentes at 7:16 a.m. | Permalink |


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