jueves, mayo 26, 2011
LA ESPERANZA ES CRISTO

La esperanza cristiana es aquella actitud vital que nos hace trascender de nosotros mismos para mejorar todo cuanto existe a nuestro alrededor. El cristiano tiene la esperanza de que el mundo puede cambiar, y también el corazón humano, sus ideas y sus sentimientos, su libertad.

¿En quién esperamos? En Jesús. Él es nuestra única esperanza, Él siempre nos ayudará a vivir atentos a nuestro devenir histórico y personal. Sin esperanza y sin confianza estamos vamos a la deriva. La esperanza cristiana da un sentido último a nuestra vida.

San Pablo nos lo explica muy bien en la lectura de su carta a los romanos: “Vivamos como en plena luz del día, sin excesos, sin desenfreno, sin riñas y rencores” (Rom 13, 11-14). Es decir, conscientes y despiertos, con amor de caridad. “Vestíos del Señor Jesucristo”, o, en otras palabras, que nuestra vida sea fiel imagen de la de Cristo.

Sin esperanza la vida carece de sentido. Todo se construye sobre la certeza de que, realmente, hay una respuesta. Hemos de saber que el mundo, la sociedad, la economía, el ser humano, todo esto puede llegar a cambiar y mejorar para alcanzar su plenitud. Jesús nos alerta en el evangelio: estemos en vela, atentos, vigilantes.
La vida del cristiano es como la de un centinela. Estar alerta significa vibrar, atender, estar al tanto del acontecer cotidiano. También implica renunciar a la frivolidad y a la indiferencia hacia los demás. Ante un mundo complejo y cambiante, a veces se percibe entre los cristianos cierta apatía y desazón. La tentación de rendirse ante las adversidades y las tendencias contrarias de nuestra sociedad es muy grande. Estar atentos significa no dejarse arrastrar, sino conducir nuestra existencia, prestando atención a todo cuanto sucede. De la misma manera que cuando conducimos un vehículo hemos de estar atentos para evitar colisionar y causar daño, la vida espiritual también debe ser conducida para llegar a su destino: Dios.

Estar atento significa saber ver a Dios en los demás, tener esta inteligencia espiritual para dilucidar cómo Dios se manifiesta en cada momento. El texto evangélico alude a un tiempo apocalíptico: la venida del hijo del hombre. La mejor manera de prepararnos para ese momento crucial es ser capaces de vivir nuestra vida de cada día con un profundo sentido cristiano. Dios se manifiesta a cada instante. Nuestro problema es que estamos aquejados de miopía espiritual y no sabemos ver.

Estamos inmersos en una cultura de la alta velocidad, y no es lo mismo contemplar el paisaje a trescientos kilómetros por hora que a cincuenta, que te permite admirar los montes, los árboles, la belleza de la tierra.
Para ver a Dios y notar su presencia hay que ir despacio. La alta velocidad tecnológica nos hace correr más de lo necesario y muchas cosas se nos escapan; es imposible que nos percatemos de ellas yendo tan veloces. El hombre de hoy va muy deprisa, estresado, cansado; corre sin saber muy bien a dónde y no sabe detenerse.

Aprovechemos este tiempo que nos propone parar, interiorizar, mirar dentro de nosotros mismos y descubrir quién somos, dónde estamos, qué hacemos y por qué, qué sentido tiene nuestra vida.
Cristo nos hace hoy una llamada a viajar hacia adentro y a sacar la oscuridad de nuestro corazón.

SEÑOR, TU ERES NUESTRA ESPERANZA, EN TI CONFIAMOS NUESTRA VIDA, DANOS FUERZAS PARA FORTALECER NUESTRAS DECISIONES Y SEGUIRTE SIN MIRAR ATRÁS.
 
posted by Laureano García Muentes at 5:43 a.m. | Permalink |


1 Comments:


  • At 8:33 p.m., Anonymous Anónimo

    Its such as you learn my mind! You appear to understand so
    much approximately this, like you wrote the book in it or
    something. I feel that you simply can do with a
    few % to force the message home a bit, but
    instead of that, that is great blog. A great read. I will definitely
    be back.

    my site new cellulite treatment

     
<body>