domingo, mayo 15, 2011
¿COMO PODEMOS ALCANZAR LA FORTALEZA?

La virtud de la fortaleza requiere siempre una cierta superación de la debilidad humana y, sobre todo, cuando el miedo nos quita el coraje para enfrentar los climas de amenaza, opresión o persecución.
Se es valiente, cuando somos capaces de traspasar la llamada barrera del miedo, a fin de rendir testimonio de la verdad y la justicia.

Y eso, precisamente lo que nos pide Jesús a todos los que nos hemos atrevido a seguir sus pasos con el deseo de hallar una vida nueva, dejando a un lado todo lo ata y encierra.

Miren, para llegar a tal fortaleza el hombre debe “superar” en cierta manera los propios límites y “superarse” a sí mismo, corriendo el “riesgo” de encontrarse en una situación de enigma, el riesgo de ser mal visto, el riesgo de exponerse a consecuencias desagradables, injurias, degradaciones, pérdidas materiales y hasta la prisión o las persecuciones.

Para alcanzar la fortaleza, el hombre debe estar sostenido por un gran amor a la verdad y al bien y eso se logra únicamente en Dios.

La virtud de la fortaleza camina al mismo paso que la capacidad de sacrificarse.

Con Cristo nos hacemos fuertes, Él, siempre está dispuesto a la protección de los hombres débiles, pobres, mansos y humildes, operadores de paz, misericordiosos; y al mismo tiempo, invita a un llamamiento constante a la fortaleza. Con frecuencia nos repite: “No tengáis miedo” (Mt 14, 2).
El enseña al hombre que es necesario saber “dar la vida” (Jn 15, 13) por una causa justa, por la verdad y por la Justicia.”

La fortaleza es pues, esa seguridad que necesitamos en los peores momentos. Es la virtud que nos impulsa a vencer el temor y huir de él. Es fuerza que nos regala el Espíritu de Dios para darnos entereza y firmeza al ánimo, para ayudándonos a vencer los obstáculos que se nos presentan en la vida y para que logremos la inteligencia y la voluntad personal.

La fortaleza es indispensable en el desarrollo humano ella, nos ayuda a resistir en los momentos lamentables que nos acontecen en nuestra vida diaria y que desafortunadamente estamos expuestos a padecer.
Si tenemos fortaleza vemos la realidad de nuestras capacidades y de nuestro entorno familiar y social aceptando nuestras limitaciones, porque si no conocemos nuestro Yo interno, no aprenderemos a conocer a los demás.

Ser valiente es una forma de ser fuerte. Eso no significa que busquemos los riesgos innecesarios ni que participemos en circunstancias peligrosas. Se trata, más bien, de salir adelante en los desafíos que nos ponemos en la vida para superar los obstáculos que van apareciendo en ella manteniendo la integridad del cuerpo y del alma, logrando que sean cada vez más poderosos y resistentes.

Mucho nos declaramos débiles y nos damos por vencidas fácilmente y nos cansamos rápidamente de luchar. ¿Qué nos pasa en la vida cuando somos así? Pues nos dejamos arrastrar por la vida como un pequeño trozo de papel en medio del mar.

Las personas cobardes simplemente se ocultan en un rincón y evitan arriesgarse por las cosas que les importan más. Allí se quedan siempre, su vida no se transforma, ni logran cumplir sus ilusiones.

SEÑOR, DANOS FORTALEZA PARA PERDER EL MIEDO Y ATREVERNOS A RECORRER EL MUNDO MOSTRANDOTE CON NUESTROS TESTIMONIOS QUE TU VIVES EN NUSTROS CORAZONES.
 
posted by Laureano García Muentes at 5:12 a.m. | Permalink |


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