martes, marzo 08, 2011
DECRETO SOBRE LA HEROICIDAD DE LAS VIRTUDES DEL P. FRANCISCO MARIA DE LA CRUZ JORDAN

El Siervo de Dios, Francisco María de la Cruz Jordán, nació el 16 junio 1848 en el seno de una familia pobre del pueblo de Gurtweil (Waldshut) en la provincia de Baden (Alemania). Sus padres fueron Lorenzo y Notburga. Fue el segundo entre tres hermanos. El día siguiente fue bautizado y recibió el nombre de Juan Bautista.

Cuando tenía casi 13 años de edad, al recibir la primera comunión, se despertó en su corazón el deseo de ser sacerdote. A partir de este momento creció en él el gozo de recibir la comunión, de confesarse, de orar y de leer libros espirituales. Este sentimiento se hizo más fuerte cuando, a la edad de 16 años perdió a su padre. Tras concluir la escuela elemental, Juan Bautista trabajó como obrero ocasional y como pintor de brocha gorda. Ejerció esta actividad en otras ciudades y cuando ya tenía 20 años, tomó la decisión de seguir la llamada interior de ser sacerdote. Recibió clases privadas y luego frecuentó la escuela secundaria en el Instituto de Bachillerato de Constanza.

Tras concluir estos estudios comenzó un curso de tres años de teología y filología
(1874 -1877) en Friburgo de Brisgovia. Al mismo tiempo se esforzó en el estudio de muchas lenguas modernas. En un cierto momento, sintiendo en forma especial la presencia de Dios, tomó conciencia de que la Iglesia Católica en Alemania padecía mucho a causa de la ideología emergente del Kulturkampf (lucha por la cultura). Intuyó que las naciones de Europa corrían el riesgo de la apostasía. Por eso se sintió impulsado a vivir totalmente con Dios y para Dios y descubrió también que era un instrumento para la salvación de los hombres.

Durante el año en que se preparaba para las Sagradas Órdenes en el seminario de San Pedro, en la Selva Negra, percibió una inspiración y se preguntó si esta era verdaderamente la llamada de Dios a dar vida a un movimiento apostólico. Se esforzó en conocer la voluntad de Dios y continuó buscando más y más la santidad. Como en los años anteriores en Friburgo, vivió periodos de obscuridad y de soledad interior, pero igualmente momentos de profunda dicha, al recibir la sagrada comunión. Dedicaba mucho tiempo a la lectura espiritual, a la meditación de la Sagrada Escritura y a la oración.

Después de su ordenación sacerdotal (21 de julio de 1878), viajó a Roma, enviado por su Obispo, para estudiar sirio, armenio, copto, árabe y hebreo. Visitó la Tierra Santa y el Líbano y en aquella ocasión se fortaleció en él la certeza de haber sido llamado a fundar un movimiento apostólico, profundamente impresionado por las palabras del Evangelio:”Esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo”(Juan 17,3). Regresó a Roma y recibió la bendición del Papa León XIII para sus planes y comenzó a realizarlos. Su objetivo era reunir alrededor de sí, en la "Sociedad Apostólica Instructiva" (más tarde llamada "Sociedad Católica Instructiva") a fieles católicos, en varios grupos, integrados especialmente por padres de familia, maestros y educadores, para transmitir la fe; académicos para defenderla y también niños. Por otra parte, quería dar vida a comunidades de hombres y de mujeres que vivieran los consejos evangélicos y estuvieran dispuestos(as) a ir a todas partes; poco después transformó estas comunidades en Sociedades religiosas.
El Domingo de pasión de 1883 se consagró a Dios en la Basílica de San Pedro y tomó el nombre de Juan María Francisco de la Cruz.

Para formar la comunidad femenina en Roma, encontró como superiora a una religiosa de nombre Petra Streitel, formada en la espiritualidad franciscana y carmelitana a quien dio el nombre de María Francisca de la Cruz. Pero después de dos años fue patente que su llamada y la de la sierva de Dios María Francisca, así como el estilo de vida de las dos comunidades, no se podían compaginar. La autoridad eclesiástica separó la comunidad femenina del P. Jordán. Él no se desanimó y formó en 1888 una nueva congregación con Teresa von Wüllenweber, conocida hoy como la Beata María de los Apóstoles.

El Padre Francisco pudo reunir en torno a sí a muchos hijos e hijas espirituales. Se imaginaba la casa madre como una "escuela de apóstoles" que pudiera formar a su vez muchos nuevos apóstoles. Se dedicó totalmente y sin reservas no sólo a la difícil misión de Assam en la India, sino también a la fundación de un gran número de casas en Europa y en las Américas, consolidándolas en el espíritu que lo animaba. En 1893 dio a sus comunidades religiosas el nombre de: "Sociedad del Divino Salvador" y de "Congregación de las Hermanas del Divino Salvador".

En 1915 por causa de la guerra mundial, el Generalato tuvo que trasladarse a la neutral Suiza y el Padre Jordán, respetando la decisión del tercer Capítulo General, puso el gobierno de la Sociedad en manos de su futuro sucesor, el Padre Pancracio Pfeiffer. Tras una grave enfermedad murió en un pequeño hospicio de Tafers, cerca de Friburgo, Suiza, el 8 septiembre 1918.

Dios dio a su siervo, ya desde su juventud, un gran deseo de unión con Cristo en la Eucaristía. De la Santa Misa y de la adoración al Santísimo Sacramento obtuvo un ferviente celo apostólico durante toda su vida. Sus cohermanos le encontraban siempre inmerso en oración. Encontró gran consuelo en el amor a la Bienaventurada Virgen María, Madre del Salvador y Reina de los Apóstoles y trató de promover su veneración. Amó mucho la pobreza evangélica y vivió una confianza inquebrantable en Dios, y una valiente humildad. Abrazó la cruz. Fue siempre obediente a la fe de la Iglesia y a las directrices de la autoridad eclesiástica, incluso en los momentos más difíciles. Como padre, cuidó de sus hijos e hijas espirituales y llegó a adquirir una creciente prontitud para perdonar.

La figura del siervo de Dios Francisco María de la Cruz Jordán anima a una santidad apostólica. Es ejemplo de un hombre apostólico y misionero, que desea llevar a todos a Jesucristo, el Salvador del Mundo. Con una visión universal del apostolado, quiso promover una renovación de la fe en los creyentes y también contribuir a la primera evangelización y a una nueva evangelización. Quiso anunciar a Cristo y dar testimonio del Evangelio en todas las dimensiones de la vida y de la cultura con todas las formas y medios que la caridad de Cristo inspira”.

En virtud de la fama de santidad del Siervo de Dios que ya había surgido en vida y especialmente con ocasión de su muerte, se realizó el proceso diocesano informativo en Roma (1942-1943). Luego se celebraron los procesos rogatoriales en las Diócesis de Friburgo en Suiza, Passau, Paderborn, Viena, Río de Janeiro, Olmütz y Green Bay (1943-1949).

El 14 diciembre del 2006 fue entregada la "Positio super virtutibus” (Posición sobre las virtudes), a los consultores históricos, quienes dieron un juicio positivo en su sesión del 5 junio del 2007.

El 22 enero del 2010 se realizó el “Congressus Peculiaris” de los consultores teólogos que también tuvo un resultado positivo. Los Cardenales y los Obispos, en la sesión ordinaria del 11 de enero de 1011, después de escuchar la relación del ponente de la Causa, su excelencia reverendísima Monseñor Lino Fumagalli, han reconocido que el Siervo de Dios practicó en grado heroico las virtudes teologales, cardinales y las otras virtudes unidas a éstas.

Por lo tanto, después de que el suscrito Cardenal Prefecto presentó al Sumo Pontífice Benedicto XVI una esmerada relación sobre las fases del proceso, el Santo Padre, aceptó los votos de la Congregación para las Causas de los Santos y declaró en el día que se firma: “Confirmo que el Siervo de Dios Francisco María de la Cruz (en el mundo Juan Bautista Jordán) fundador de la Sociedad del Divino Salvador y de la Congregación de las Hermanas del Divino Salvador” vivió en grado heroico las virtudes de la Fe, la Esperanza y la Caridad tanto hacia Dios como hacia el prójimo y las virtudes cardinales de la Prudencia, la Justicia, la Templanza y la Fortaleza y las virtudes anexas a éstas”.

El Santo Padre ha ordenado hacer público este decreto y escribirlo en las Actas de la Congregación para las Causas de los Santos.

Dado en Roma, el 14 de Enero del año del Señor 2011

SEA NUESTRO GOZO Y NUESTRA ALEGRIA LA GRANDEZA DE NUESTRO DIOS. A EL ORAMOS PARA QUE NUESTROS SUEñOS Y ESPERANZAS DE VER A NUESTRO VENERABLE FUNDADOR EN LOS ALTARES DE LA IGLESIA UNIVERSAL SEA UNA REALIDAD.
 
posted by Laureano García Muentes at 4:58 a.m. | Permalink |


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