jueves, julio 01, 2010
JESÚS VIVE HOY COMO AYER ENTRE NOSOTROS

Igual que en su época cuando interpeló a sus discípulos, hoy Jesús, nos sigue preguntando a todos nosotros: ¿Qué opinas de Jesús? ¿Quién es?

A cuantos de nosotros nos habrá inquietado estas preguntas, las que a diario acostumbramos hacernos también en nuestras reflexiones: ¿Quien será Jesús para nosotros?, ¿Qué lugar ocupa en nuestra vida Jesús?, ¿Será que ese Jesús de aquella época ha quedado diluido en la historia, a pesar de sus prodigios y milagros que hizo para demostrarle a los hombres que Él era el Hijo de Dios?

¡Jesús no es ni ha de ser un mero recuerdo histórico! Él ha de ser para cada uno de nosotros el Salvador misericordioso, el amigo, el confidente, el hermano mayor, esa persona muy importante que desea siempre el bien, la felicidad. Ese compañero inseparable, el que ayuda en las caídas, ese que nos levanta airosos y nos invita a que sigamos adelante el camino con valentía y sin temor.

Recordemos que Jesús fue y es una persona profundamente humana, que comparte el dolor y la alegría de todos los hombres sin distingo de raza, religión o clase social, que llora y se alegra con todos los que hoy sufren o festejan sus logros.

Miren, Jesús nos enseña a vivir en fraternidad, en unión, teniendo sobre todo la base del amor. Él desea que todos vivamos en paz, con justicia social y que su Reino sea igual para todos.

Su opción ha sido por los pobres, por ello hoy nos invita a quienes le seguimos o queremos seguirle, que optemos por ellos, ha que vivamos de cerca sus dolores y desigualdades, que los acompañemos en sus luchas diarias y los ayudemos a triunfar en medio de sus tristezas.

Hoy Jesús nos invita a que nos atrevamos a seguirle con toda decisión, a que dejemos a un lado las injusticias, la mentira, la doblez, la corrupción, el odio, el engaño. A que enfrentemos con coraje la explotación y la doble moral de aquellos que quieren someternos a sus asechanzas.

Jesús nos pide con toda autoridad a todos que seamos coherentes y sinceros de corazón y a que asumamos a diario el dolor de la cruz, negándonos a nosotros mismo, sin cobardía.

SEÑOR, TU ERES LA FUERZA QUE NOS IMPULSA A SER TUS VERDADEROS SEGUIDORES, APARTA DE NOSOTROS TODO AQUELLO QUE INTERRUMPA NUESTRO ANDAR HACIA TI.
 
posted by Laureano García Muentes at 5:09 a.m. | Permalink |


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