martes, mayo 04, 2010
DIOS SIEMPRE ESTÁ DISPUESTO A DARNOS TODO LO QUE NECESITAMOS

Caminaba por una calle de mi barrio, cuando se me acerca un joven indigente al que he visto siempre en el atrio de la Iglesia a la espera que le regalen una moneda. Con mucha ansiedad, me pregunta:
”¿ Oiga señor, como es el amor de Jesús”?. Al notar su inagotable intranquilidad, le dije: El amor de Jesús es inmenso e infinito. Que lo invitaba a pensar en el mar y a ese mar le quitara las playas.

Me miró con asombro y sin que mediar palabra comenzó a pensar.
Le continué diciendo: Mira, el amor de Dios supera todo conocimiento y dimensión geométrica. No hay nada que se pueda parecer al amor de Dios en tamaño. Él me miró y me dijo, ¿Cómo así?

Yo le continué diciendo: El amor de Dios es fuerte y firme como eso que hace pegar al concreto; nada ni nadie puede separarnos de ese amor, tampoco hay nada que lo destruya.

Dios nos ama tanto, que a cada instante nos llena de sus gracias y sabidurías para que alcancemos la felicidad. Su amor es alegre y apasionado.

Jesús nos ama con todas las ganas y con todas sus fuerzas. Míralo en ese camino doloroso que vivió y soportó por todos los hombres, cuando lo fueron a crucificar. Su gran amor es misericordioso porque a pesar de nuestros errores, nos perdona y nos da nuevas oportunidades. Solo basta que nos demos cuenta de ellos y nos arrepintamos.

Él asombrado de lo que le decía, me miraba como maravillado. Yo le dije: Mira hoy tienes una oportunidad: La de ser una persona feliz. Que Jesús lo amaba a él como a mi. Que lo acogiera y lo amara también. Su amor no tiene limites ni fronteras. Con su inquietud disipada, tomó sus cosas y se fue.

Con esta reflexión quiero invitarlos ha que a cada instante es preciso iluminarnos de Dios y a esperar en Él, confiando plenamente en su misericordia. Su amor es bendito y distinto a los que nos ofrece el mundo.

Pensemos que no somos una casualidad, somos seres que hemos sido amados desde antes de nacer por Dios. Que Él nos formó en su corazón y luego por su amor nos permitió formarnos en el vientre de nuestras madres. De verdad, todos somos el producto del amor de Dios.

SEÑOR, TE DAMOS GRACIAS POR LA VIDA Y ESE AMOR QUE NOS REGALAS A CADA INSTANTE.
 
posted by Laureano García Muentes at 7:10 a.m. | Permalink |


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