miércoles, mayo 12, 2010
¡ CRISTO ESTÁ VIVO ! CREEMOS EN ÉL CON TODA CERTEZA Y CON TODA SEGURIDAD

Cristo, nos mereció el don del Espíritu Santo con su muerte y su resurrección. A través de Él creemos con toda certeza y seguridad en Jesucristo vivo y presente en el mundo, en la historia y en su Iglesia; no lo podemos ver como lo vieron los doce apóstoles, pero gracias a la luz del Espíritu Santo, estamos seguros y ciertos de su presencia viva en medio de todos nosotros, su pueblo.

El Espíritu Santo es el Maestro interior que nos ayuda a entender para qué vinimos a este mundo, Él nos ayuda a comprender cuál es nuestra meta y destino y nos enseña a superar todas las dificultades y contrariedades que por nuestra condición de peregrinos en esta tierra, tenemos que asumir y padecer.

Gracias al Espíritu Santo, la palabra que escuchamos no es una palabra vacía del pasado, sino que la palabra que nos dice Jesús cobra todo su realismo, su poder y verdad: Así nos lo dijo : “Él les recordará todo lo que yo les he dicho”.

El Espíritu Santo nos recuerda cuánto nos ama Dios, nuestro Padre y nos advierte cuál es el destino que nos tiene preparado,. Tan cierto es, que ese amor del Padre se hace presente cuando nos da su Hijo, para que nos manifieste su amor al entregarse por nosotros y morir en una cruz.

“El Espíritu Santo que mi Padre les enviará en mi nombre, Él les enseñará todas las cosas y les recordará todo cuanto yo les he dicho”.

¿Cuántos motivos tenemos para experimentar zozobra y para sentirnos cobardes?, ¿cuántos aspectos de la realidad nos paralizan y nos acobardan? Y Cristo nos dice: “No pierdan la paz, ni se acobarden”.

Él dijo a sus discípulos: “En el mundo van a tener dificultades, pero sepan que yo ya vencí al mundo”.

Cristo, con su resurrección, ha vencido la muerte, el mal y el pecado; ha vencido al mundo, como la fuerza opuesta al amor y a la obra de Dios. Cristo resucitado nos participa su Espíritu para vencer toda dificultad sin acobardarnos.
El Espíritu Santo es la fuerza de lo alto, la presencia viva de Dios, es la garantía del cumplimiento de aquella promesa que Cristo nos hizo: “Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”.

Que no se turbe nuestra paz y que no nos acobardemos. El Señor nos colme de su amor y fortaleza, para seguir adelante con la misión de anunciarlo como un Dios vivo en medio de todos los hombres.

SEÑOR, TE DAMOS GRACIAS POR TU GRAN AMOR Y BONDAD. EN TI CONFIAMOS HOY Y SIEMPRE.
 
posted by Laureano García Muentes at 4:45 a.m. | Permalink |


0 Comments:


<body>