lunes, noviembre 02, 2009
LA VIDA NOS CAMBIA EN LA MEDIDA QUE MEJOREMOS LO QUE TENEMOS QUE MEJORAR

¿Cuantos somos hoy los que nos pasamos echándole la culpa a Dios sobre nuestras desgracias, desdichas e infortunios, sin antes mirarnos nuestros propios errores y todo aquello que hacemos consientes de que ese no es el camino? ¿Cuantos señalamientos absurdos y mal intencionados a nuestros amigos y hasta a nuestros familiares porque todo nos sale mal o nos la embarramos a sabiendas de las advertencias que nos han sido hechas?

Vivamos concientes de que muchas son las veces que las cosas no las hacemos como deben ser.

Si tenemos los mismos problemas desde hace tantos años, es porque hemos venido continuado de manera terca y mentirosa por los mismos caminos; y que no hemos querido frenar nuestros impulsos y desviarnos de ellos con toda decisión.

Es importante desde ya saber que en cada situación de la vida que Dios está presente. ¡Si!. Si así lo hiciéramos, seríamos capaces de descubrirlo en nuestro diario vivir y en medio todas las cosas que hacemos. En todas y cada una de esas situaciones donde nos aprestamos en conocerlo, ha sentirlo de verdad en nuestros corazones y en cada aptitud que asumamos, en cada interés que tengamos por mejorar y en cada circunstancia donde seamos capaces de enfrentar las desavenencias y las adversidades. Ello, será para nosotros una bendición de Dios.

Si comenzamos a asumir nuestros problemas, a saber donde están los errores y nos empeñamos en buscar los caminos de superarlos, vamos viendo la acción de Dios y de ello, seremos capaces de dar testimonio a los demás sobre, nuestras actitudes de cambio, nuestras conductas y nuestras nuevas costumbres.

Dios no actúa con acciones que son extraordinarias, antes por el contrario, nos enseña a controlar nuestros deseos de ofensas, a cambiar esas necesidades extravagantes y de querer aparecer ante los demás, en otras palabras, de querer figurar.

Orémosle constantemente a Él y pidámosle que nos llene de manera permanente de su Santo Espíritu para dar la lucha por nuestra conversión y por el mejoramiento de nuestras capacidades. Que nos llene de animo para que nos vayamos constituyendo en signos perennes y así, con Él y junto a Él, seamos más que triunfadores.

SEÑOR, NOS HACE FALTA SABER CUANDO NOS APARTAMOS DE TI, BENDICENOS Y LLENANOS DE TU AMOR PARA BUSCARTE Y ALABARTE HOY Y POR SIEMPRE.
 
posted by Laureano García Muentes at 7:31 a.m. | Permalink |


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