viernes, diciembre 06, 2024

"El Señor es mi luz y mi salvación "...Salmo 27

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Viernes 6 de Diciembre del 2024

«Ten compasión de nosotros, Hijo de David». 

Este grito es un acto de fe que, aunque sencillo, tiene un poder transformador. La fe no solo consiste en creer, sino en acercarnos a Dios con confianza plena en su poder.

El Evangelio de hoy tomado de Mt 9,27-31 nos narra La sanación de dos ciegos por parte de Jesús hecho que ocurrió cuando Él y sus discípulos salían de Cafarnaún.

Dice el texto que: "Cuando pasaba por un lugar, dos ciegos le seguían y gritaban: "¡Hijo de David, ten compasión de nosotros!". Cuando Jesús estuvo en casa, los ciegos se le acercaron, y Jesús les preguntó: "¿Creen que puedo hacer esto?" Contestaron: "Si, Señor". Entonces les tocó los ojos diciendo: "Que se haga en ustedes conforme a su fe". Y se les abrieron sus ojos. Jesús les ordenó severamente: "¡Que nadie lo sepa!". Pero ellos, en cuanto salieron, divulgaron su fama por toda aquella región". Mt 9, 27-31.

El milagro de la curación de los ciegos nos invita a reflexionar sobre la perseverancia en la fe y la búsqueda sincera de la salvación. A pesar de sus limitaciones, los ciegos reconocen a Jesús como "El Hijo de David", mostrando una clara visión espiritual.

La insistencia de los ciegos en llamar a Jesús, a pesar de la oposición, muestra una fe muy fuerte y firme. Su perseverancia es un ejemplo para nosotros, recordándonos la importancia de buscar la ayuda divina con valentía y constancia.

Hermanos, el encuentro con Cristo transforma la vida de los individuos, y es inevitable compartir esa experiencia. Los ciegos curados dan testimonio de lo ocurrido, siendo portadores de esperanza y luz para otros. Esto nos llama a reconocer las bendiciones en nuestra vida y ser testigos de la obra de Dios en nosotros.

 Señor, nuestra vida es parecida a aquella del ciego que se ha abierto a la luz, a Dios y a la gracia. Tu nos pides que cultivemos la fe ya que como un fuego encendido debemos avivar para que no se apague. Señor, gracias por el regalo, ayúdanos para que cada día cuide la fe como esa llama más valiosa que tengo.

 
posted by Laureano García Muentes at 4:38 a.m. | Permalink |


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