martes, agosto 22, 2023

"El Señor anuncia La paz a su pueblo"...Salmo 85.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Martes 22 de Agosto del 2023

En estos tiempos de hoy donde muchas veces la comunicación, supera la firmeza de la fe y sin sentirlo o notarlo, ella nos va  transfiriendo a una cultura diferente que nos pone en tela de juicio. Si, muchas son las personas, familias, comunidades, que por estar impregnadas de esta "nueva era", dejan a un lado al Dios verdadero y se deciden a adorar dioses falsos, como es la fantasía, el sexo, la avaricia, el poder y el dinero; este último engloba todos los anteriores. A estos, el mundo de hoy, se adhiere con mucha facilidad consiente o inconscientemente. Y miren, hoy precisamente, la enseñanza de Jesús es a que podamos tener aspiraciones y sueños respecto a las cosas materiales, pero que cuando las poseamos, podamos decidir con toda firmeza como sepamos de ellas para poder seguirle con fidelidad. 

En el Evangelio de hoy tomado de Mt 19, 23-30, Jesús advierte a sus discípulos el peligro que conllevan las riquezas para entrar en la vida eterna. Y ello lo hace, después que el joven rico del Evangelio de ayer( Mt 19, 16-22) no pudo seguir avanzando en el camino que Jesús le propuso.

Jesús les dijo: "Les aseguro que difícilmente un rico entrará en el Reino de los Cielos. Sí, les repito, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos”. Los discípulos quedaron muy sorprendidos al oír esto y dijeron: “Entonces, ¿Quién podrá salvarse?” Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: “Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible”. Mt 19, 23-26.

Cuando Jesús habla de riquezas no se refiere únicamente al dinero, Él se refiere también a todo ese tipo de posesiones que nos hemos acostumbrado y que creemos que nos dan seguridad porque ellas nos hacen muchísimo daño ya que nos acostumbramos en el poseer egoísta, el prestigio y la fama dejando a un lado todo lo de Dios.

Hermanos, Jesús nos advierte con este Evangelio que para seguirle hay que hacerse pequeño, liberando de nuestros corazones todos esos bienes que hemos guardado en nuestros corazones y que consideramos indispensables para la vida. Y para lograr ese objetivo es necesario depositar toda nuestra confianza en Dios. 

Seguir a Jesús de una manera radical es difícil, incluso imposible cuando contamos con nuestras propias fuerzas. Recordemos que quien ayuda a realizar esa obra es únicamente Dios porque Él es más grande que nuestros  corazones y lo conoce todo ( 1Jn 3,20).

Señor, danos la valentía para vivir con pobreza de espíritu para asi, desinteresadamente buscarte. 

 
posted by Laureano García Muentes at 5:49 a.m. | Permalink |


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