jueves, febrero 02, 2023

"El Señor de los ejércitos, es el Rey de la gloria"...Salmo 24.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Jueves 2 de Febrero del 2023

Celebramos un misterio de la vida de Cristo, vinculado al precepto de la ley de Moisés que prescribía a los padres, cuarenta días después del nacimiento del primogénito, que subieran al Templo de Jerusalén para ofrecer a su hijo al Señor y para la purificación ritual de la madre. También María y José cumplen con esta tradición, sin embargo, como diría el Papa Benedicto XVI, “en ese momento es Dios mismo quien presenta a su Hijo Unigénito a los hombres, mediante las palabras del anciano Simeón y de la profetisa Ana. En efecto, Simeón proclama que Jesús es la “salvación” de la humanidad, la “luz” de todas las naciones y “signo de contradicción”, porque desvelara las intenciones de los corazones.”

Hoy se celebra la fiesta de Nuestra Señora de la Candelaria como también, la  Purificación de la Santísima Virgen María y la Presentación del niño Jesús en el Templo.

La fiesta de Nuestra Señora de la Candelaria nació en el siglo XVI cuando fue hallada  una figura en las Islas Canarias de España y que representaba su advocación y que portaba en su mano izquierda una gran vela, es por ello que en ella se hace alusión a la candela, fuego y luz.

Hoy se celebra la fiesta de Nuestra Señora de la Candelaria como también, la  Purificación de la Santísima Virgen María y la Presentación del niño Jesús en el Templo.

La fiesta de Nuestra Señora de la Candelaria nació en el siglo XVI cuando fue hallada  una figura en las Islas Canarias de España y que representaba su advocación y que portaba en su mano izquierda una gran vela, es por ello que en ella se hace alusión a la candela, fuego y luz.

El Evangelio de hoy tomado de Lc 2, 22-40 dice así: " Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación de ellos, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley: 
“Todo varón primogénito será consagrado al Señor”. También debían ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor. Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor. Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo: “Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel”. Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de Él. Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: “Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos”. Había también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casada en su juventud, había vivido siete años con su marido. Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años.

No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones. Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén. Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea. El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con Él." Lc 2, 22-40.

María y José como padres del niño, no solo cumplen los deberes del hogar, sino que también están atentos en cumplir las exigencias de  la Ley.

El anciano Simeón, hombre justo que cumplía los preceptos de la Ley, que gozaba de carismas espirituales, inspirado en esos dones, da a entender que el niño que es presentado en el Templo es el Mesías prometido y esperado. Y que por la gracia de Dios le fue concedido el privilegio de conocerlo antes de su muerte. 

Hermanos: Podemos apreciar en este Evangelio que Simeón destaca unas características del niño Jesús: Ser el Salvador Universal para todos los pueblos, como también, Ser la Luz que iluminará a todas la Naciones. Y no como cualquier luz, sino como una Luz que alumbrará en el corazón de todos los hombres y dará la vida abundante.

Pidámosle al Espíritu Santo que nos aumente el don de la Fe como también el de la paz para que en nuestras jornadas de evangelización podamos reflejar a quienes nos rodean que Jesús, es la Luz que tanto esperamos para señalarnos el camino de la esperanza. 

Señor, hoy, queremos consagrar nuestra vida a Ti, todo lo que somos y tenemos; hoy, unidos a nuestra Madre, presentamos nuestro corazón contrito y humillado y también alegres proclamamos: ¡Mis ojos han visto a tu Salvador! 

 
posted by Laureano García Muentes at 4:29 a.m. | Permalink |


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