domingo, diciembre 25, 2022

"Hoy nos ha nacido un Salvador: El Mesías, el Señor"...Salmo 96.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Domingo 25 de Diciembre del 2022

Dios Padre escogió la pobreza para su Hijo

Es desconcertante y avasallador, -casi supera nuestra capacidad de sorpresa-, contemplar a Dios hecho Niño, acompañado de María y de José, rodeado de unos animales y metido en una cueva excavada en la montaña, en una noche fría de invierno. El que hizo el universo, el que abrió los labios y fue obedeciendo en todo, el que dio a los demás la existencia, el que pudo escoger su forma de nacimiento, ahí está pobre, rodeado de pobreza, gozoso en la pobreza de sus padres.

Esta decisión de Dios de escoger la pobreza pone en jaque la manera de pensar y especialmente de vivir de muchos hombres hoy en día. El al escoger la pobreza margina riqueza humana que le aparta de los ojos de Dios.

Estamos celebrando hoy la Natividad de Jesús y con ella recordamos un hecho grande y maravilloso de Dios: La Encarnación de Dios por amor a la humanidad.

Esta fecha es muy significativa para quienes hacemos parte de la Familia Salvatoriana, porque la Fundación de la Sociedad que ideó, realizó y puso en marcha el Beato Francisco Jordán, está cimentada en las gracias y virtudes del Divino Salvador. 

Así dice el texto del santo Evangelio: "En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio con Dios. Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe. En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron. Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba Juan. Este vino para un testimonio, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por él. No era él la luz, sino quien debía dar testimonio de la luz. La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo" Jn 1, 1-9

Jesús es la Palabra hecha carne y se hizo hombre como nosotros. Al hacerse hombre, la Palabra quedó manifiesto en todo su esplendor el Amor de Dios hacia nosotros.

Dios busca en ti, en mi y en todos los hombres la acogida y a que nos quitemos para siempre la ceguera espiritual que tapa nuestros ojos para reconocerlo como el Único y Verdadero Dios. 

Preguntémonos: ¿Está en nosotros aún presente la ceguera?, ¿Será que sólo nos estamos limitando en vernos solamente nosotros? 

Hermanos, dejemos que nuestro corazón se sienta penetrado por la vida de Dios que quedó reflejada en su Hijo Jesús, el Divino Salvador. 

Señor, Que tu luz naciente en nuestros corazones sea capaz de romper toda oscuridad que se nos presente en el día a día de nuestras vidas. 

 
posted by Laureano García Muentes at 7:54 a.m. | Permalink |


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