viernes, diciembre 23, 2022

"¡Levántense, levanten la cabeza: se acerca la liberación"... Salmo 25.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Viernes 23 de Diciembre del 2022

Todo el evento del nacimiento de Juan Bautista está rodeado por un alegre sentido de asombro, de sorpresa, de gratitud. La gente fue invadida por un santo temor a Dios «y en toda la montaña de Judea se comentaban todas estas cosas». Hermanos y hermanas, el pueblo fiel intuye que ha sucedido algo grande, incluso si humilde y escondido y se pregunta «¿Qué será este niño?». No debemos caer en la tentación de desprestigiar lo pasado pues, aunque a veces se vea superado, ha sido la base sobre la que se sustenta lo nuevo, lo actual. La Historia de la Salvación va superando etapas y, no debemos olvidar, que su desarrollo no depende de nosotros, sino de Dios.

El Evangelio de hoy tomado denos narra el nacimiento de Juan Bautista. Dice el texto que: "Cuando le llegó a Isabel el tiempo del parto, dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y se alegraban con ella. A los ocho días vinieron a circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre intervino diciendo: "¡No! Se va a llamar Juan". Y le dijeron: "Ninguno de tus parientes se llama así". Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «"Juan es su nombre". Y todos se quedaron maravillados. Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios. Los vecinos quedaron sobrecogidos, y se comentaban todos estos hechos por toda la montaña de Judea. Y todos los que los oían reflexionaban diciendo: "Pues ¿Qué será este niño?" Porque la mano del Señor estaba con él." Lc 1, 57-66.

Hermanos, en la historia de la salvación no es el hombre  quien tiene la iniciativa sino el Señor. 

Miremos: La narración del Evangelio es sencilla y muy discreta. Recordemos que la pareja compuesta por Zacarías e Isabel era ya de mucha edad  y era estéril Isabel. Por ello, sus vecinos y parientes estaban llenos de curiosidad y se preguntaban  entre si: "¿Que va a ser este niño?".

Cuando llegó el tiempo del parto y los vecinos y parientes se enteraron se alegraron tanto y cuando fue el momento de la circuncisión querían llamarlo Zacarías como su padre y entonces, Isabel les dijo que debía llamarse Juan. Pero ellos insistieron y con señas le preguntaron al padre y este, quien estaba mudo escribió en un tablero: "Su nombre es Juan" y al instante recuperó el habla que había perdido cuando realizaba en el santuario dedicado al ofrecimiento del incienso y el Ángel Gabriel le anunció el embarazo de Isabel. Zacarías había dudado pero Dios le acompañó y le dio las gracias para aceptar su designio. 

Miren, hoy Dios también nos habla y espera de nosotros una respuesta sobre nuestra Fe en Él. Por ello, se nos hace necesario escucharlo y responderle a través de nuestras oraciones y con nuestras vidas. 

Ya estamos a las puertas del acontecimiento más grande de la historia cristiana: La natividad del Salvador y ello implica un nuevo renacer en nosotros tomado conciencia de quienes somos y cual ha de ser nuestra misión como cristianos en el mundo. 

Señor, acrecienta nuestra fe para saber buscarte y escucharte en el silencio de toda oración.
 
posted by Laureano García Muentes at 4:28 a.m. | Permalink |


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