"El Señor es justo en todos los caminos"...Salmo 145.

Martes 30 de Agosto del 2022

Los gestos de Jesús provocan la exaltación entre la gente porque es la manifestación de la verdad. Su manera de proceder frente al endemoniado no se puede comparar con la de los exorcistas comunes judíos, obligados a recurrir a fórmulas y ritos destinados a alejar al Maligno. Aquí es el demonio mismo, voz del mal, el que toma la iniciativa, porque se siente amenazado en su propio ser por la simple presencia de Jesús, que es la presencia misma de Dios. El bien y el mal, la vida y la muerte, se enfrentan ya en duelo desde el comienzo de su ministerio y frente a él se descubren los secretos de los corazones: desde este momento se inaugura, el «juicio» de Dios. 

En el Evangelio de hoy tomado de Lc 4, 31-37 nos dice que: Jesús enseñaba en la Sinagoga de Cafarnaún; allí,  había un hombre que estaba  poseído por el espíritu de un demonio inmundo, que lo puso a gritar con fuerza: "¿Qué quieres de nosotros, Jesús de Nazaret?, ¿Has venido a destruirnos? Se quien eres: ¡El consagrado de Dios!" Jesús le increpó diciéndole: "¡Calla y sal de él!" El demonio salió de él, arrojándolo al suelo en medio de todos, sin hacerle ningún daño. Entonces el temor se apoderó de todos, y se decían unos a otros: "¿Que tiene sus Palabra? ¡Manda con autoridad y poder a los espíritus impuros y ellos salen!". Su fama se extendió por toda la región. Lc 4, 31-37.

Las sinagogas son lugares de oración para los judíos, en ese lugar, se reunían los días sábados el pueblo para cantar los salmos y realizar las lecturas de la Biblia.

Jesús fue invitado por el responsable de ese lugar a que tomase la palabra; y cuando hablaba, sorprendía a los asistentes por la forma como exponía sus enseñanzas sobre la Palabra de Dios. 

El hombre poseído del que habla el Evangelio, al ver a Jesús sale al paso y a gritos, de entre la gente, le suplica que no lo siguiera acosando con palabrerías por que estas, no lo llevarían a nada. 

Pero Jesús ante su actitud fue contundente y con autoridad, le dice: "¡Cállate y sal de él!" y el hombre cayó y recuperó su estado emocional y volvió a ser lo que era.

Hermanos, ¡Cuánto poder tiene la Palabra de Dios! Ella se hace visible y se manifiesta entre nosotros una vez más; y hoy, también entre tanta gente que vive en las mismas circunstancias de ese hombre endemoniado. Si, los poderes estrambóticos de las comunicaciones, las propagandas y el comercio nos hacen vivir como esclavos del consumo y ello nos llevan a sentir la opresión por las deudas y las amenazas de los entes prestamistas como son los bancos y los cuenta gotas.

Jesús nos abre camino para que podamos alcanzar la pureza; y esta se logra cuando hagamos un contacto firme con Dios.

Preguntémonos ¿Nos hemos sentido sorprendido por el actuar de Jesús en nuestras vidas?