"Cantaré eternamente tus misericordias, Señor"...Salmo 88.
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Viernes 14 de Enero del 2022
¡Se juntaron tantos que ni aún junto a la puerta cabían!. Es cautivadora la figura de Jesús porque a todos le refleja el amor del Padre. Él a todos por igual les habla del amor misericordioso de Dios que perdona al que le ofende y luego de perdonarle le ama como al más querido de sus hijos. A El, no le guarda resentimiento, sino que le da todo lo que daría al hijo fiel y todavía más porque sabe que es débil y necesita de un mayor amor y cuidado.
Que buen inicio del Evangelio de hoy tomado de Mc 2, 1-12 que dice: Jesús vuelve a Cafarnaún y todos corrían a buscarlo.
Me detengo un momento en esta introducción y medito lo que significa el buscar a Jesús y me digo:
Cuando busco a Jesús, me atrevo a levantarme de mis comodidades e indiferencias; y en actitud de atención observo sus señales y todo lo que me han dejado sus huellas y sus palabras; y, en medio del murmullo de la vida, escucho su voz que me llama e invita a ir a Él y encontrar a su lado, la libertad que deseo; entonces, guardo sus Palabras en lo más profundo de mi corazón y le respondo con fe, constante oración y con valiente decisión el querer estar a su lado, seguirle sin miedo y temor viviendo con decisión, una aventura maravillosa.
Y así, a la luz del texto del Evangelio de hoy lo observo:
Acudieron entre la multitud cuatro personas que cargaban a un enfermo de parálisis en una camilla y al notar que no podían llegar tan fácilmente ante Él, suben al techo de la casa, lo rompen y por allí bajan la camilla con el enfermo y lo colocan a los pies de Jesús.
¡¡¡Que maravillosa historia!!!
Y miremos algo interesante: Para Jesús lo más importante es la Fe y valora a las cuatro personas que conducían la camilla, pues Descubre su espíritu inquieto que les anima, como también el querer buscar los medios necesarios para lograr su cometido y teniendo al frente al enfermo le dice: "¡Hijo tus pecados te son perdonados, levántate, toma tu camilla y vete a casa!".
Pero, a su alrededor estaban también, los que se creían dueños del poder lo acusaban de Blasfemo por ser contario a las creencias religiosas de esa época.
Y miren: Este milagro de Jesús hoy nos revela tres cosas muy importantes: Que las enfermedades que vivimos no son un castigo de Dios, que los pecados y las impurezas no son obstáculos para llegar a Dios. Jesús nos abre los caminos; y que Dios es compasivo y misericordioso con todos los hombres por igual.
Y es este hermanos el gran desafío al que Jesús nos invita hoy a enfrentar: Ser portadores de la Misericordia de Dios para perdonar y sanar. De levantar a muchos de sus camillas recordándoles que Dios es un Padre abierto a la acogida y que brinda su inmenso amor a todos por igual.
¿Estamos dispuestos a participar en este desafío?.
¡Atrévete, levántate, deja a un lado las comodidades y vamos a descubrir en Él nuestra liberación!