jueves, diciembre 23, 2021

"Levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación"...Salmo 24.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Jueves 23 de Diciembre del 2021

Aceptar a Dios-amor, como el mismo Jesús nos enseñó, significa entrar en los caminos de El, fiarnos de su paternidad divina, que nos hace libres y nos restituye la dignidad de auténticos hijos; significa dejarnos conducir por su Espíritu, sin poner obstáculos a la acción interior y gratuita del mismo Dios. 

En el Evangelio de hoy tomado de Lc 1, 57-66, nos relata el nacimiento de Juan Bautista el precursor de Jesús, Él fue el más grande de los profetas porque fue el zumbido que precedió el más grande de los  acontecimientos.

El Evangelio nos dice que: "A los ocho días vinieron a circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre intervino diciendo: «¡No! Se va a llamar Juan». Y le dijeron: «Ninguno de tus parientes se llama así». Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre». Y todos se quedaron maravillados. Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios. Los vecinos quedaron sobrecogidos, y se comentaban todos estos hechos por toda la montaña de Judea. Y todos los que los oían reflexionaban diciendo: «Pues ¿qué será este niño?» Porque la mano del Señor estaba con él." Lc 1, 59,66.

El texto del Evangelio nos recuerda que su nombre fue: "Juan" un nombre diferente que rompe los esquemas que se venía realizando en los descendientes de la tradición familiar. 

Hoy Zacarías nos regala un gran ejemplo. Él nos muestra las formas de como podemos renovar nuestras esperanzas en el Señor y a no seguir teniendo  amnesia espiritual. Y es eso hermanos, lo que significa vivir la navidad: Recuperar la memoria y darnos cuenta de que Dios siempre está a nuestro lado y nunca nos abandona a pesar de nuestra mudez y falta de firmeza en nuestra Fe.

Por ello hemos de ser capaces de sentir la novedad de los acontecimientos y dejarnos sorprender por la dimensión  que nos ayuda a trascender: Encontrar la presencia de Dios entre nosotros. 

Pidámosle al niño que nace en nuestros corazones que acreciente nuestra Fe para estar siempre dispuestos a encontrarlo y escucharlo en el silencio de nuestras oraciones. 

“Te pedimos, Señor, que, aunque tardemos en dar frutos, tu generosa paciencia halle en nosotros una respuesta según tu voluntad”.
 
posted by Laureano García Muentes at 4:39 a.m. | Permalink |


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