sábado, octubre 17, 2020

REFLEXIÓN AL EVANGELIO DE HOY 

Sábado 17 de Octubre del 2020

JESUS NOS PIDE NO PERDER LA ESPERANZA Y A CONFESARLE NUESTRA FE CONFIANDO EN EL ESPIRITU SANTO QUE NOS GUIA E ILUMINA EL CAMINO DE LA VIDA.

*"Diste a tu Hijo el mando sobre las obras de tus manos*"..."Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra! Ensalzaste tu majestad sobre los cielos. De la boca de los niños de pecho has sacado una alabanza"...Salmo 8.

Hoy en el Evangelio tomado de Lc 12, 8-12, Jesús se reconoce como el  *“Hijo del Hombre”* ante sus discípulos para fortalecer su confianza y seguimiento. 

Él está por encima de los ángeles de Dios, y tiene la fuerza y el amparo del Padre. 

*Seguirle supone estar de parte de Jesús ante los hombres, confesarle verdadera fe y confiar en la fuerza del Espíritu que no abandona a los que creen en Él*. 

Esta fe ciega, humilde y entregada es la que nos hace ser verdaderos discípulos de Jesús. Pero no es fácil tener esta certeza. Sus apóstoles se desperdigaron cuando la pasión y condena de Jesús, y sólo con la experiencia del resucitado recuperaron su entusiasmo al seguimiento.

Hoy en este Evangelio Jesús nos pide también a nosotros, que tenemos la ventaja de conocer el premio, de contar con su prometida presencia, de esperar que el espíritu ponga en nuestra boca y en nuestro corazón lo que hemos de confesar. 

*Hoy nos sigue diciendo  que es necesario mantener esa esperanza*,porque la humanidad necesita contar con profetas llenos de optimismo y de esperanza; con personas que trasciendan ante las urgencias y esclavitudes de este mundo. 

*Jesús nos pide un seguimiento total, asumir sus enseñanzas, ponerse en favor de los últimos y desprotegidos, que serán los primeros en el Reino de Dios*. 

No hay neutralidad sino opción por los pobres. No hay indiferencia, sino compromiso con las causas de los necesitados y oprimidos. No hay enclaustramiento, sino una defensa valiente del mensaje del evangelio, que es salvación y esperanza para toda la humanidad.

*Anunciar el Reino es vivir con audacia y sin temor en la presencia de Dios con la fuerza y la gracia del Espíritu*. 

Pidámosle al Espíritu Santo la sabiduría y la fuerza para acometer esta misión que Jesús nos ha encomendado.

SOMOS TESTIGOS DEL AMOR QUE DIOS NOS REGALA CADA DIA, SEAMOS GRATOS DE SU GRAN BONDAD Y ACTUEMOS COMO EL DESEA QUE ACTUEMOS: HACIENDO SU VOLUNTAD,

 
posted by Laureano García Muentes at 6:45 a.m. | Permalink |


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