Diariamente
nos esmeramos en busca de la felicidad, sin embargo esta cada vez se aleja de nosotros, pareciera que jugáramos
al escondido; cuando creemos tenerla cerca, algo nuevo se presenta y en esta búsqueda
nos enfrentamos a situaciones que no siempre son buenas y corremos el riesgo de
caer en una trampa que el mundo y la sociedad misma nos tiende poniendo en
peligro a nuestras familias.
Como
podemos darnos cuenta estamos inmersos en la indiferencia y hacemos eco a la falta de
valores, sumado al desempleo, la lucha de clases sociales, el poderío económico,
en medio de una sociedad consumista, que cada vez nos separa más de los pobres
y necesitados y nos conduce al egoísmo, a la envidia, al facilismo, a la
intolerancia a la incomprensión y lo más preocupante parece ser que aun no tomamos
conciencia de que es necesario ayudar a construir hogares sanos donde el amor prevalezca
ante toda circunstancia y donde el querer entregarse uno al otro, sea el motivo
principal para sentirse amado y correspondido.
¡Vivimos una gran crisis! Y no nos percatamos que la
bondad y la generosidad nos tocan nuestros corazones y nos pide que miremos
alrededor y pongamos un granito de arena para que otros que están en desventaja
sean felices. Por lo tanto nos corresponde a nosotros que decimos seguir a
Cristo Jesús trabajar para que la sociedad descubra y viva el amor de Dios mediante la práctica
de valores y el ejemplo.
Es bueno que hoy tengamos bien claro que el amor que
ofrece el mundo es un amor que se queda en el querer, en las ganas, en la
intención. Dejemos a un lado la insensibilidad y permitamos que nuestro corazón
sea sincero para que nuestra vida siga la huella del Buen Pastor.
Qué bueno es sentir que nuestro Padre Dios nos ama
tanto y que nos da el privilegio de
multiplicar su amor a todos los hombres y mujeres en el mundo, sin importar raza,
religión o clase social. Que para Él, somos las personas más importantes y que
quiere que seamos felices y decididos en continuar su obra liberadora en
cualquier lugar donde nos encontremos utilizando todos los medios a nuestro
alcance. Así nos lo manifiesta en1Jn4, 10. , “En
esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él
nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados”
Reflexionemos en torno a nuestras vidas y descubramos las
grandes manifestaciones de Dios en ellas. Ahí, su amor esta demostrándose incondicional
con cada uno de nosotros y solo espera que tu y yo le abramos el corazón para
hacerlo la guía y bandera de nuestro caminar.
SEÑOR, QUEREMOS SENTIR
TU GRAN AMOR. GRACIAS POR HACERNOS CAER EN CUENTA CUANTO ERES DE IMPORTANTE EN
TODOS LOS MOMENTOS DE NUESTRA VIDA.