lunes, junio 24, 2013
APRENDER A DESPRENDERSE ABRAZANDO LA FE E IMITANDO A JESUS
Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna
Jn.3.16

Me encontraba cierto día en horas de la noche con mi esposa por el paseo peatonal del Barrio de Manga en Cartagena de Indias y luego de unas horas de caminar decidimos sentamos en una de las bancas allí apostadas para apreciar la belleza nocturna de la bahía.
Muy cerca de allí percibíamos el bullicio de las personas que se acercaban a un carro que vendía perros calientes, y eso nos llamo la atención, nunca antes habíamos visto algo igual en este lugar. Mary, mi esposa, sorprendida, me decía: Creo que ese amotinamiento es originado por ese grupo de muchachos que llego en esos vehículos; seguro ya están en vacaciones de mitad de año y andan en grupos paseando; y aprovechando la noche que está fresca.
La luna llena invitaba a extasiarnos en el paisaje que teníamos a nuestro frente, que belleza de ciudad nos brindaba ese contraste de luces. Entre tanto, se nos acerco un amigo quien al saludarnos tomo asiento junto a nosotros y nos expresó su preocupación  por el comportamiento de esos jóvenes, entablamos una charla acentuando nuestra intranquilidad a la vida que construyen los muchachos de hoy. Analizábamos como esta juventud se ha venido desviando y  olvidando de Dios; y más aun, de las virtudes que en familia nuestros padres y abuelos  construyeron con mucha dedicación para dejarlas como pilar de la familia.
Miramos casos particulares de algunos muchachos del barrio, que a pesar de venir de familias reconocidas y dignas quienes después de haber estudiado en buenos colegios y obtener menciones honorificas, los vemos hoy envueltos en situaciones embarazosas y hasta en casos judiciales, perseguidos por la justicia y hasta encarcelados.
Aclaró nuestro amigo: estos casos que estamos analizando, son muy reales y no solo nos atañe a nosotros, sino a muchas familias en el mundo. Todo está fundado en ese aspecto esencial y único: Nos estamos apartando de Dios.
Yo intervine diciendo: Creo que la gran problemática radica en que nosotros padres de familia de hoy nos estamos dedicando más a cosas materiales y delegamos el acompañamiento de nuestros hijos a terceras personas. No hemos querido ligar a nuestros hijos dentro del legado que sembraron en el corazón nuestros progenitores y que como recordaremos, fueron reforzados con una educación responsable en los colegios y escuelas de nuestra época. Y de verdad. Nos da temor a que ellos nos digan que estamos chapados a la antigua, somos viejos y todo lo de hoy es moderno.
Y continué diciendo: ¡Aquí todo es posible y placentero! En ese embrollo, hemos caído muchos padres de hoy. No nos interesa la cimentación de nuestra familia bajo la insignia de Dios. Nos estamos llenando de fantasías y patrocinando a nuestros hijos con extremada confianza.
Mary intervino y comentó: Como nos duele esto que viven nuestros jóvenes de hoy. Si es verdad lo que dicen ustedes: Nos estamos dejando llevar por esos ideales; y hemos caído en  sueños equivocados.
Dice nuestro amigo: Yo conozco casos en que madres han comentado a cerca de esos ideales platónicos de los hijos. Ellos solo piensan en tener de manera fácil las cosas; y ahí está la perdición. Pero lo más aberrante del caso es que muchos de nosotros como padres creemos alcanzar la verdadera felicidad soñando junto a ellos, y hasta patrocinando sus andanzas. Hemos estado cayendo en ese mismo error deseando obtener de manera rápida las cosas para vivir bien y tener lo que nunca pudimos. Como dices tú, señalándome: Estamos adorando y sirviendo junto a nuestros hijos esos falsos dioses, que nos enredan en esas mismas condiciones vanas y ambiciosas.
Mary que es muy observadora interviene con mucha radicalidad: Y esa es la realidad. Esta juventud ha entregado su cuerpo y su alma a los momentos placenteros, sin medir consecuencias; Y cuando les ocurre lo peor, se ven caídos y hundidos, no quieren levantar la cabeza y pedir ayuda a ese Dios que es Verdadero y todo amor.
 Entonces nuestro amigo intervino: Que cierto es lo que afirman ustedes. Cuantos nos hemos comportado con nuestros hijos de manera egoísta y queriendo perseguir ideales falsos les motivamos a seguir sus andanzas que les llevan a la perdición. De verdad, nuestros corazones flaquean y se hace débil nuestra autoridad para exigir el respeto y la dignidad. Todo parece que nos han hipnotizado por esas fuerzas extrañas que se manifiestan con dinero, placeres y marañas mundanas.  
Miremos como vivimos estas situaciones inciertas y hasta desanimadas, en estado de dudas y de ignorancia. Otros se sienten impedidos de exigir sus derechos porque están inseguras de sí mismos y otros, permanecen fieles a sus valores que constituyen, entre otras cosas, el fundamento familiar lleno de valores que han heredado de los padres a través de muchos años.
Interrumpiéndole le decía yo: Hay una necesidad muy urgente en la sociedad. Tenemos que unirnos los que seguimos el camino de Jesús y comprometernos en trabajar hombro a hombro y con desvelo en la recuperación de la familia.
Yo quisiera que cuando lleguemos a nuestras casas tomemos en la Biblia y pidiéndole la iluminación al Espíritu Santo leamos  estas dos lecturas: Eclesiástico 3, 1-8 y Efesios 6, 1-4, veremos con la gracia de Dios que estos documentos fortalecen y edifican la unidad familiar. Y en medio de nuestras familias y amistades multipliquemos su consejo.
Nuestro amigo entendiendo lo propuesto, afirmaba: Qué bueno es Dios. Él, en su infinito amor siempre nos espera con los brazos abiertos como lo hizo el padre que espero a su hijo en la parábola del Hijo Prodigo Lc.15, 11- 32  para hacernos felices.
Y dice Mary. Si, Él siempre está dispuesto a brindarnos la oportunidad de volver y a que de manera libre y decidida retomemos el camino que nos conducen a la verdadera vida. Solo basta que le abramos el corazón y que nos dejemos amar. Si a Él le pedimos ayuda, siempre estará dispuesto a responderla con infinito amor.
Dice nuestro amigo, Bueno, estamos obligados todas las familias cristianas a luchar por el bienestar de nuestros hijos para brindarles mejor vida, siendo constantes y con un espíritu de sacrificio. La  familia nos exige una pronta y eficaz disposición nuestra para así, comprender y entender el momento que vivimos y de perdonarnos mutuamente,  reconciliarnos con Dios.
Debatimos este tema muy interesante entre los tres y nos comprometimos en trabajar por llevar este mensaje a todas las familias en el mundo, para que al conocer y amar a Dios, se atrevan a dejarlo todo y seguirle.
Siendo ya un poco tarde nos levantamos y despidiéndonos nos prometimos un próximo encuentro para medir experiencias y compartir temas importantes como este.

SEÑOR, TU NOS BRINDAS EL AMOR Y NOS PIDES QUE SEAMOS MULTIPLICADORES DE LA GENEROCIDAD EN MEDIO DE TODA CIRCUNSTANCIA A PESAR DE LAS GRANDES DIFICULTADES.
 
posted by Laureano García Muentes at 2:38 p.m. | Permalink |


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