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Él como
muchos celebres santos tomaron con decisión y sin miedo una vida de verdadera libertad
consonante a los designios señalados por Dios.
Saulo
empeñado en sus seguridades mundanas, no tenía en su mente entre otras cosas,
que la maldad, el odio, la persecución, el poder y el dinero. Vida que muchos de
nosotros nos hemos empeñado seguir sin que aun nos hallamos percatado de que,
al ser hijos de Dios, Él como a Saulo, nos llama a cambiar y ser diferentes tomando
como bandera a Jesús de Nazaret.
Preguntémonos.
¿Nos hemos sentido desconcertados por lo que nos pasa a diario? ¿Nuestra paz, alegría,
satisfacciones creemos que se diluyen? ¿Creemos estar en un callejón sin salida
y nuestros sueños emocionales, familiares, económicos y sociales son difíciles alcanzar?
¡Hoy tenemos en las manos la decisión de un gran avance y salir Vencedores!
Jesús nos
abre las puertas y quiere que lleguemos a Él para brindarnos la acogida alegre
como el Padre que es y de la misma manera como se la brinda al hijo prodigo.
Junto a Él, no hay restricciones ni engaños, no hay odio ni desconcierto. En Él,
hay verdadera vida y en abundancia.
Miren.
Cuando creemos que nuestros caminos se encuentran bloqueados y nuestras
esperanzas se desvanecen solo piensa que quizás nos hemos olvidado de confiar
en Dios. Es posible que nos hayamos apartado de las oraciones diarias, de la
lectura de su Palabra y de cumplir los preceptos que como cristianos tenemos.
Pensemos y comprendamos que Jesús va recorriendo junto a nosotros los caminos
tal como lo hizo con los discípulos de Emaus.
Cuando
creamos que nuestros caminos se encuentran bloqueados pidámosle a Él que nos
ayude a vencer los obstáculos aunque nos parezcan dolorosos. Dejémosle a Él en
sus manos nuestra vida y nosotros como recompensa a esa labor que hará, vamos a
ser fieles a las decisiones de ser mejores y constantes en la vida.
No
olvidemos nunca que Jesús es nuestra puerta abierta. No solo nos brinda el
consuelo y la curación de nuestros males y desaciertos, sino que nos consuela y
llora con nosotros llevándonos suavemente a un pasto diferente donde todo es armonía
y felicidad.
Recordemos
que la desesperación y las preocupaciones son dos ladrones comunes. Ellos nos
roban la paz, la alegría, la satisfacción. Pero ellos no son tan poderosos como
pretenden ser, Cristo les vence y nos los hace olvidar guiándonos a una vida de
abundantes victorias.
SEÑOR, BUEN PASTOR, TU ERES BUENO
Y BONDADOSO. NOS BRINDAS TU AMOR Y NOS LLENAS DE ESPERANZA.