Cuando creemos en Cristo
la vida toma sentido, caminamos llenos de amor hacia la esperanza; el miedo y
el egoísmo se disipan y pierden toda su fuerza.
Cuantas veces caminamos en el
mundo haciéndonos preguntas sin encontrar respuestas. ¡Sí! muchas de
ella, por la falta de conocimiento en Cristo.
Entonces
como ello nos inquieta, recurrimos a personas que según algunos amigos "consejeros", conocen
y leen el futuro donde vaticinaban lo que nos pasará y nos va suceder en un
tiempo no lejano tanto, en la vida, en nuestros trabajos y hasta en el hogar. Pues, ¡Nos
equivocamos quienes insisten vivir así!.
Una de las virtudes que
le ayuda al ser humano a solidificar sus esperanzas y que le da sentido a la
vida, es vivir a plenitud el amor.
Cuando andamos en dudas y
no le damos la importancia al significado del amor, no solidificamos la vida y
no la orientamos hacia la confianza absoluta en Dios, vivimos en lo absurdo y
la frustración.
Qué bueno sería que nos
propongamos a realizar un pacto con Dios, a realizar nuestro propio proyecto de
vida cimentados en la oración y los Evangelios; y trazándonos objetivos
realizables, nos vayamos diariamente evaluando nuestro caminar por la vida.
Miren, para descubrir lo
grandioso de nuestra vida y nuestra vocación, necesitamos hacer nuestro
proyecto personal de vida y participar con el en una vida comunitaria, donde
podamos transmitir a otros las formas de lograrlo y cambiar de vida.
No olvidemos que todo
proyecto de vida debe estar basado en el autoconocimiento personal, la auto aceptación
y el conocimiento sincero de lo que Dios quiere de nosotros.
El Evangelio de San Juan
Cap. 14. 1-6 nos dice:” No se turbe vuestro
corazón; creéis en Dios, creed también en mí.
En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.
Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.
Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino.
En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.
Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.
Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino.
Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?
Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre,
sino por mí”.
Te
invito a que reflexionemos hoy este pasaje del Evangelio de san Juan y en un
lugar de soledad, le pidamos al Espíritu Santo para que nos ayude a vivir la
experiencia de Cristo y con ella, vivamos una vida diferente, desinteresada, en
paz y amor, llena de esperanzas.
SEÑOR, DÍA A DÍA TE SENTIMOS EN EL CORAZÓN
Y NOS ANIMAS A SEGUIR VIVIENDO LA VOCACIÓN A LA QUE NOS LLAMAS.