El Santo Padre ha estado sufriendo
mucho físicamente por su condición cardiaca y ha dado todo lo que ha podido de
su vigor físico y su valentía espiritual para llevar el día a día por casi 8
años, de uno de los trabajos mas exigentes que pueda tener un ser humano, como
lo es el ser Papa. Largas horas diarias de intensa actividad, física,
intelectual y esto sin mencionar la inmensa batalla espiritual en la defensa de
la Iglesia y por ende de toda la familia humana, con las secuelas emocionales
que esta pueda traer.
Dijo el Santo Padre al anunciar su
retiro: "Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi
conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo
fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. Soy muy consciente de
que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado acabo no
únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y
rezando".
Como podemos apreciar, este es un
pastor que lo esta dando todo y nos esta dejando un testimonio del que se
alimentaran muchas generaciones por venir. Su trabajo como Sumo Pontífice ha
traído grandes cambios extraordinarios para la Iglesia, ha rescatado muchos
valores perdidos, puesto orden a muchas anormalidades y conductas erróneas en
el clero y los laicos alrededor del mundo entero, ha exhortado y corregido el
rumbo inmoral de algunas ramas de la vida clerical y religiosa y lo ha hecho
con caridad, firmeza y sin una muestra de miedo o duda, ha refrescado con mucha
sabiduría la relación mística de la Iglesia con la Divina Liturgia, invitado
insistentemente a regresar a las raíces de la sana doctrina, se ha enfrentado a
grandes poderes del mundo con una sabiduría amable, dócil y tan firme, que solo
han podido quedar admirados de la unción que Dios le ha dado, nunca a negociado
una molécula de la verdad en Jesucristo. Su obra literal es una de las mas
grandes que se hayan dejado a la Iglesia en muchos siglos, mas de 300 libros
publicados.
Un nuevo conclave se preparara a
partir del 28 de febrero de este año y todos nosotros somos llamados a vivir
una cuaresma de verdadera oración, ayuno y penitencia como hace mucho tiempo no
se ha hecho en la Iglesia, pues el Papa que le pedimos al Padre Celestial, debe
ser uno extremadamente santo, sabio y valiente para afrontar la marea de los
tiempos que vivimos y los que se avecinan.
UNÁMONOS EN ORACIÓN Y PIDAMOS A NUESTRO DIOS POR LA SALUD Y
BIENESTAR DE NUESTRO PAPA Y QUE ILUMINE CON SU LUZ A LOS CARDENALES QUE
DECIDIRÁN POR LA ESCOGENCIA DE SU NUEVO REPRESENTANTE EN LA TIERRA